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El presente libro se enfrenta al problema de cómo es posible concebir la filosofía aristotélica como una forma de vida, y no como una disciplina o profesión. Si en alguno de sus textos se pueden encontrar sus preocupaciones más vitales, sería en sus tratados prácticos, en los que defiende una filosofía de lo humano. Pero, pese a esto, Aristóteles insiste en que la filosofía, en su mayor grado, parece ser la filosofía primera a la que parece referirse con la contemplación propuesta al final de la Ética nicomaquea. ¿Cómo entender esta tensión entre una filosofía humana y una filosofía primera? ¿A qué dio Aristóteles prelación para el buen vivir? Lo que queremos defender es que no hay una dicotomía entre vida activa y vida contemplativa m´ás allá del análisis puramente conceptual. Por el contrario, lo que propone Aristóteles es que es imposible decidir entre la acción y la contemplación sin recurrir a la filosofía misma. El intelecto, en su papel de rector de la vida, requiere contemplación para orientar a la acción, así como el médico requiere de la ciencia natural para orientar su acción.
Filósofo de la Universidad Nacional de Colombia - sede Bogotá y Magíster (c) en Educación de la Universidad de los Andes (Bogotá, Colombia) y Sus líneas de investigación incluyen: filosofía antigua, ética, argumentación, formación en competencias ciudadanas y políticas públicas en educación superior. Actualmente, el profesor Farieta-Barrera es investigador de la Licenciatura en Filosofía de la Universitaria Agustiniana, Bogotá, Colombia.
Capítulo 1. La felicidad y los modos de vida
Capítulo 2. La felicidad como actividad última
Capítulo 3. La actividad del intelecto en la Ética nicomaquea
Capítulo 4. Vida filosófica en la Ética eudemia y los libros comunes
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