Prólogo / Prologue
La formación de docentes en universidades latinoamericanas
El estado de situación de la educación en América Latina transcurre entre esfuerzos por democratizarla y la pugna por alcanzar los niveles de calidad que las sociedades de la región demandan de los educadores, depositarios de las esperanzas colectivas respecto al futuro de los ciudadanos. No son tiempos auspiciosos para la educación ya que los reiterados bajos resultados en pruebas internacionales nos caracterizan y definen como una región que no podría incorporarse al mundo globalizado en igualdad de condiciones en la que lo hacen países más desarrollados. Más allá de que estemos de acuerdo o no con estas evaluaciones y el uso que se hace de los resultados, los gobiernos siguen utilizándolos como indicadores de la incapacidad del sistema educativo de mejorar las condiciones de vida de los alumnos y sus posibilidades de éxito futuro. En este sentido, ayudan a instalar un discurso de déficit y falta de esperanza que afecta potentemente la forma en la cual los educadores son percibidos por el resto de la sociedad civil.
Al mismo tiempo, las políticas educativas de los estados-nación que conforman nuestra región se debaten entre las exigencias de la globalización en cuanto a formar a la población para el mundo del trabajo y el imperativo local de formar ciudadanos que contribuyan a conformar una sociedad no solamente más productiva sino infinitamente más justa de lo que es la realidad actual. En estas tensiones, docentes, alumnos e instituciones educativas quedan generalmente a la deriva entre mandatos de política educativa muchas veces contradictorios entre sí y que obligan a los actores involucrados a constantemente alterar la forma en la cual desarrollan su labor
En este contexto bastante deprimente, la educación de los docentes continúa siendo la Cenicienta de los procesos de transformación educativa, operando principalmente desde una posición reactiva en lugar de la proactividad que debería caracterizar cualquier intento de reformulación curricular o de implementación de innovaciones.
Si hay algo que quedó claro como consecuencia de las reformas educativas neoliberales que caracterizaron la última década del siglo XX, fue que el estrepitoso fracaso de las mismas derivó principalmente de la falta de involucramiento de los docentes y directivos – actores obvios de primera línea, al ser quienes llevan adelante las políticas decididas por los gobernantes. A estas reformas, caracterizadas por la implantación de modelos foráneos y experimentales y que profundizaron el endeudamiento de los países, y profundizaron las inequidades ya existentes, las sucedieron lo que puede caracterizarse como los esfuerzos progresistas de las dos primeras décadas del siglo XXI (Díaz-Maggioli, 2017). Si las reformas del siglo pasado fallaron por no involucrar a los docentes y directivos, podría decirse que las reformas del presente siglo no están alcanzando las metas propuestas al ignorar la especificidad y experticia de las instituciones que educan a los futuros cuadros docentes obviando así las recomendaciones que las mismas podrían hacer a los procesos de cambio en proceso.
Es una triste realidad que la política educativa regional se halla ligada a los periodos de gobierno. La mayoría de las innovaciones que un gobierno propone, son rápidamente sustituidas por otras propuestas por el nuevo gobierno. En ese devenir, no se evalúa lo que funciona para difundirlo y mejorarlo. Es más, la norma es que no se evalúe, sino simplemente se sustituya. Y las preguntas que surgen de esta situación son ¿Cómo pueden los docentes sobrevivir a esta realidad? ¿Quién puede decir cómo aprenden los docentes? ¿Quién puede mejor apoyarlos en la transformación de sus prácticas?
Es por ello que la presente colección de capítulos resulta tan bienvenida. Contrario a lo que sucede en la cotidianeidad de la política educativa, los autores enfrentan el desafío de comprender el contexto y el proceso de transformación desde una perspectiva informada por la investigación situada en las comunidades más afectadas por los mandatos gubernamentales. Al hacerlo, nos acercan no solo las perspectivas de quienes se ven más afectados por el cambio, sino que ayudan a construir un mosaico que da cuenta de cómo los procesos mandatados desde el gobierno operan en la cotidianeidad.
La presente colección, si bien se acota a los contextos de dos países de la región, tiene varias fortalezas que deben destacarse ya que la convierten en un referente para otros sistemas educativos.
Primeramente, la colección presenta coherencia epistemológica entre los autores al abordar la temática un mismo enfoque de investigación. La orientación cualitativa presentada da cuenta de una cacofonía de voces que nos plantean su interpretación de la realidad a través de una congruencia entre los datos recabados y su análisis.
En segundo lugar, la colección abarca aspectos fundamentales en la educación de docentes. Así, los diferentes capítulos transcurren entre el impacto de las creencias personales en la práctica profesional, la génesis del saber didáctico de los docentes universitarios, y la génesis de la identidad profesional.
En tercer lugar, los capítulos abordan temas no resueltos en la educación de docentes, tales como el balance entre el saber disciplinar y el pedagógico, lo pragmático y lo teórico en la educación del profesorado, y el impacto de los “fondos de conocimiento” de colegas que viven sus vidas personales y profesionales oscilando fronteras y culturas. Afortunadamente, no encontramos una respuesta a estas cuestiones, sino que la colección nos presenta un caleidoscopio de formas de hacer docencia de docentes tan rico y diverso como nuestro continente.
Finalmente, esta obra nos enfrenta con una auspiciosa muestra de elaboraciones teóricas locales al proveer a los lectores con una extensa bibliografía de autores locales e hispanoparlantes. Esta riqueza local en las obras de referencia de los marcos teóricos de seis diferentes investigaciones es testimonio de un cambio paradigmático en lo que tiene que ver con la validación del conocimiento local. Incluso cuando los teóricos principales citados provienen del ámbito internacional, no se trata del ámbito internacional tradicional constituido por unos pocos países. El extenso acervo teórico presentado habla de diversidad, de colegas que transcurren por los mismos problemas que nosotros y que nos reconfortan al generar conocimiento situado que apoya nuestras convicciones a través de investigaciones o teorías rigurosas.
En un momento histórico donde la clase política opta por modelos centrados en la estandarización y la eliminación de rasgos identitarios fundacionales, reconforta encontrarnos con colegas que se preocupan por el ser humano, el par que construye conjuntamente con ellos, el día a día profesional y cuya voz debe ser escuchada.
Bienvenida pues, esta colección que nos abre las puertas a increpar cómo hacemos docencia de docentes en la universidad hoy y cómo podemos hacerla mejor. Bienvenida, también, la certeza que, con esfuerzos como este, no todo está perdido... hay esperanza.