Introducción / Introduction
https://doi.org/10.28970/9789585498358
Profundizando en la reflexión teológica, continuamente me han inquietado aquellas palabras del evangelio de Lucas: ‘‘¡Es verdad! Ha resucitado el Señor y se ha aparecido a Simón’’ (Lc 24, 34, Biblia de Jerusalén). Al pasar el tiempo, beneficiarme de diferentes artículos de teología, escuchar, en una predicación, sobre el acontecimiento de la resurrección de Jesucristo, quedé motivado y cuestionado sobre las palabras y explicaciones que el predicador transfería. Al final, el padre mismo recomendó leer la obra del jesuita Gerald O’Collins, Jesús resucitado, para que profundizara más sobre la resurrección de Jesucristo.
La lectura de este texto aguijoneó mi expectación sobre la resurrección de Jesucristo y surgió prontamente la pregunta “¿cómo lograr que la resurrección de Jesucristo sea el fundamento de la vida nueva que nos comunica el Espíritu Santo?”.
El objetivo en este texto es presentar la experiencia de la resurrección, el hecho o el acontecimiento, suponiendo los datos de los evangelios y las reflexiones de varios teólogos; se busca, con base en estos elementos, realizar una pastoral catequética que ayude a los cristianos a hacer de la resurrección el fundamento de sus vidas. Son muchos los interrogantes que se presentan en el momento de afrontar la realidad misma de la resurrección y de los que los fieles deben ir tomando consciencia cada vez más plena, sabiendo que la resurrección se hace presente en la vida sacramental que el señor Jesús instituyó en la Iglesia y para comunicar su vida mediante el Espíritu Santo.
¿Cómo anunciar y vivir hoy la fe en la resurrección de Jesucristo de acuerdo con nuestra forma de entender la existencia? Si la resurrección es la verdad fundamental del cristianismo y el motivo de nuestra esperanza, ¿dónde podemos situarla dentro de nuestro horizonte? ¿Cómo la resurrección puede ser luz y orientación para las problemáticas de nuestro mundo?
Apoyados por la investigación de grandes teólogos católicos y no católicos que han contribuido con sus escritos a explicar la resurrección, se buscará contribuir en la formulación de las bases de los procesos de fe de nuestras personas que tocan a nuestros templos, comunidades de evangelización y centros religiosos para ser formados bajo los principios esenciales de la resurrección.
La pregunta principal de este trabajo ha sido objeto de estudio a lo largo de los siglos, y, como todo, continuamente descubriremos elementos nuevos que ayudan a alcanzar cada vez mejor el hecho mismo de ella. Por eso, obtendré como base esencial para investigar las fuentes primordiales de la sagrada escritura, la tradición, el magisterio y algunos de los autores que han tratado estos temas.
De la resurrección de Jesucristo, tal como se presenta en el Nuevo Testamento, se pude hablar de distintas maneras; se puede penetrar en la multiplicidad de sus aspectos y, en consecuencia, también en la variedad y diferencia de sus tradiciones. Se puede quizás atender a la localización temporal y local de estas tradiciones y sus eventuales conexiones, así como su probable sucesión, y, prestando atención a su inquebrantable proceso de transmisión, exponer algo así como una ‘‘evolución’’ de la fe en la resurrección, dentro del Nuevo Testamento.
Tal proceder obtiene sin duda ricos conocimientos, pero permanece dentro de la pregunta histórica y del conjunto históriCo Pero teniéndolo en cuenta este trabajo, se puede intentar reflexionar en conjunto para comprender de forma unitaria qué es lo que se quiere decir con resurrección de Jesucristo, y qué es lo que se plantea en tan múltiples maneras, en tan variados aspectos, desde tan distintas situaciones y con tan diferente lógica.
Tal es el propósito de las siguientes propuestas que pretenden aproximarse con el pensamiento al fenómeno de la resurrección de “Jesucristo de entre los muertos”, tal como aparece en los escritos neotestamentarios. Estas no están guiadas, pues, debidamente por un interés histórico, sino por uno teológico pastoral.
De nosotros depende que nuestros creyentes descubran en la resurrección de Jesucristo motivos suficientes para poner toda la confianza en Dios en su caminar hacia el Padre, quien les invita a vivir desde ya su comunión trinitaria; también, a poder responder a los grandes interrogantes que se tienen entre manos y ayudar comprometidamente en la construcción de una verdadera fraternidad con sus hermanos.
Aunque el tema de la resurrección es suficiente extenso, lo presentaremos mediante tres capítulos: una valoración teológica, una reflexión pastoral y unas conclusiones. Estos capítulos facilitan de un modo pastoral catequético ese gran acontecimiento de la resurrección de Jesucristo.
En el primer capítulo, ‘‘La resurrección de Jesucristo de entre los muertos’’, se presenta el mismo hecho de la resurrección y su acontecimiento histórico, su fundamento para el creyente, su salvación sobre la necesidad que tiene el hombre de ser salvado. Con los creyentes la resurrección es la verdad a la que de ningún modo hemos de renunciar. La resurrección es una verdad imprescindible del cristianismo. Cristo realmente resucitó por la soberanía de Dios. Seguidamente se expone un aspecto pastoral: “¿cómo anunciar la resurrección de Jesús?”. La Iglesia enseña que la resurrección de Jesús es la esencia misma de la proclamación del evangelio y, por tanto, el núcleo mismo y esencial de la fe cristiana.
En el segundo capítulo, “El sepulcro vacío: victoria sobre la muerte”, el misterio de la “resurrección de entre los muertos”, guarda ya, en su primer avance en la historia, esto es, en las apariciones y en el “sepulcro vacío”, su carácter. Las apariciones del Señor, que fueron el culmen verdadero de la vaguedad del sepulcro vacío y que originaron a la exclamación de fe de los apóstoles: “¡En verdad, Él ha resucitado!” El relato de Emaús está intervenido por forma de los relatos de teofanías, cuya estructura de verdad se rompe por los hechos relatados. En la resurrección de Jesucristo, Dios ha arrebatado del dominio de la muerte a quien murió en la cruz y fue ‘sepultado’, y lo ha levantado al poder y a la gloria de la vida conferida por Dios, que es la vida por excelencia.
En el tercer capítulo, “Fe en Jesucristo Resucitado: Experiencia pascual”, se expone lo siguiente. Los discípulos de Jesús fueron los que comenzaron su predicación anunciando este hecho innegable: Jesús de Nazaret, quien fue clavado en una Cruz y sepultado, resucitó. Su mensaje giró en torno a esta noticia. Después la experiencia de la Iglesia centra todo su mensaje apostólico en el Resucitado. En seguida viene el significado de la experiencia pascual y el mensaje bíblico: “Él vive: ¡ha resucitado!”.
Se presenta allí una valoración teológica, con unas reflexiones que pretenden acercarse al fenómeno de la ‘‘resurrección de Jesucristo de entre los muertos’’; estas no están guiadas, pues, adecuadamente por un interés histórico, sino por uno teológico pastoral. Seguidamente se da una reflexión pastoral, dándole valor a la palabra de aquellos que ven al resucitado.
Por último, se presenta una serie de conclusiones de carácter pastoral catequético, que facilitan los testimonios históricos y científicos; conquistan todos los aspectos de ser indicadores empíricos de que Jesús verdaderamente ‘‘resucitó de entre los muertos’’.
Para lograr los objetivos de la investigación, será necesario analizar que la resurrección es un hecho de fe, pero no en el sentido de que se descarte un suceso, un hecho histórico, pues estos, como ya se ha dicho, se encuentran en el evangelio a partir del ‘sepulcro vacío’ y las apariciones. Su verdadero contenido, que es lo que debemos mantener, nos permite testimoniar que Jesús está vivo y se hace presente de una manera siempre nueva en la Iglesia y en el mundo, cada vez que vivimos de su palabra y de sus acciones sacramentales.
Esto se hace con la finalidad de dar una mejor explicación pastoral que tenga incidencia en cada una las temáticas propuestas y, a su vez, suscitar un nuevo significado que permita presentar una opción de solución al suceso de la resurrección como centro del mensaje cristiano. Para esto se conoce la realidad y se intenta con esto adquirir una mayor comprensión de la resurrección de Jesucristo, que es presentada como una novedad, como un nuevo ser, como una nueva creación, y no una simple revivificación, partiendo de hechos concretos que tengan que ver con la cotidianidad y que muestren la necesidad que tiene el hombre de ser salvado por la misma exigencia de su dignidad y grandeza.
Con la esperanza de lograr especificar la resurrección de Jesús en la pastoral de los fieles, espero que este trabajo de investigación ayude y los acerque a la experiencia que vivieron los primeros creyentes para descubrir su fe, en la cual estaban convencidos de la resurrección de Jesús, y comprender mejor qué significa para nosotros, los cristianos, creer en el crucificado resucitado, quien sigue llamando.