Capítulo de difusión
2
Bolivia
Panorama de los estudios cinematográficos publicados en Bolivia en el siglo XXI
sebastian.morales.escoffier@gmail.com
Magíster en Educación Superior de la Universidad Católica Boliviana y Licenciado en Filosofía de la Universidad Mayor de San Andrés. Crítico de cine y profesor asociado al Programa de Cine y Producción Audiovisual de la Universidad Mayor de San Andrés, La Paz, Bolivia.
Morales Escoffier, S. (2020). Panorama de los estudios cinematográficos publicados en Bolivia en el siglo XXI. En L. Zavala y J. Aristizábal Santa (eds.). Los estudios sobre cine en Latinoamérica (2000-2017) (pp. 53-74). Bogotá: Editorial Uniagustiniana.
Resumen
A diferencia de lo que sucede en los otros países de América Latina, el siglo XXI no ha implicado un aumento cualitativo ni cuantitativo de investigaciones sobre cine publicadas en Bolivia, aunque este contexto empieza a cambiar desde el 2009. En ese año hay una renovación generacional de investigadores, interesados en diferentes aspectos del cine, sobre todo el realizado en Bolivia. En este texto se busca dar un panorama general de la investigación en cine publicada en Bolivia en el siglo XXI, a partir de una descripción de las temáticas y las perspectivas que se usan para la reflexión sobre esta disciplina.
Palabras clave: cine boliviano, estudios cinematográficos, investigación, historia.
Introducción1
La noción de estudios cinematográficos no es común en Bolivia. De hecho, hasta el momento en que se escriben estas líneas, no hay carreras de cine en un nivel universitario en el país. Tampoco hay institutos de investigación que se ocupen de manera privilegiada sobre la temática. Es decir, la universidad no ha dado todavía una visa de ingreso al cine como disciplina de estudio independiente dentro de sus aulas. Por supuesto, en algunas carreras ligadas a las humanidades se usa el cine, pero como excusa para hablar de la filosofía, la sociología o la literatura. En lo que se refiere a editoriales que se dediquen exclusivamente a la producción de bibliografía referida al cine, como se va a ver más adelante, hay alguna que otra iniciativa todavía muy precaria.
Esta falta de un techo institucional para la investigación tiene un correlato con la escasez de entidades y normativas dentro de Bolivia de apoyo al cine en la actualidad2. Si, como en varios países de la región, no hay un apoyo real para la investigación, tampoco hay, en el caso boliviano, políticas claras para el fortalecimiento de la cinematografía nacional. De ahí que cualquier persona que se dedique al cine desde la escritura académica o detrás de la cámara lo tiene que hacer necesariamente de manera independiente.
Estos argumentos esbozados aquí, a pesar de que limitan el quehacer referido al cine, no han impedido el desarrollo de manera independiente de varias iniciativas para remediar este estado de escasez. Así, los que trabajan con el cine han logrado la producción de películas independientes, la realización de festivales autogestionados y publicaciones autónomas de libros sobre cine. En el caso de la investigación en cine ha habido organizaciones no gubernamentales que apoyaron y financiaron textos claves para comprender el pensamiento boliviano referido al tema. Las más sobresalientes son Fautapo, la Cinemateca Boliviana y el Centro Cultural Simón I Patiño.
Estas iniciativas tienen una relación directa con la introducción de nuevas tecnologías que no solamente abaratan los costos de producción y exhibición de las películas, sino que también ofrecen formas de publicación alternativas al papel impreso. De ahí que Bolivia podría ser un interesante caso de estudio, en tanto en la última década ha desarrollado formas de potenciar una cinematografía nacional a pesar del Estado.
Sin embargo, si se hace una comparación con los años setenta y ochenta del siglo XX, con lo que sucede hoy en Bolivia a nivel de investigaciones de cine, no hay un aumento cuantitativo ni cualitativo importante. Aunque es necesario reconocer que la efervescencia de los años setenta y ochenta se vio disminuida en los noventa y principios de los 2000. De ahí que hoy en día hay un ligero aumento de investigaciones en cine en relación con la década final del siglo XX. Lo cierto es que si bien hay un nuevo ambiente que busca cuestionar sobre las películas y la institución-cine, se trata todavía de un equilibrio frágil, que depende de la voluntad y de los contextos particulares de los que se quieren dedicar a la investigación cinematográfica.
En este texto se busca dar un panorama general de la investigación en cine publicada en Bolivia en el siglo XXI, a partir de una descripción de las temáticas y las perspectivas que se usan para la reflexión sobre esta disciplina. En el corpus de dicho análisis se han dejado de lado las investigaciones no publicadas, como por ejemplo, tesis. Asimismo, este artículo solo se ocupa de las publicaciones realizadas en Bolivia y no así de textos escritos en el exterior sobre el cine boliviano o de autores bolivianos que habrían publicado en el extranjero.
También es importante anotar que muchas de las publicaciones sobre cine en Bolivia no tienen un rigor académico. Es decir, no hay una reflexión sobre las metodologías y revisión de fuentes primarias para la construcción de un conocimiento nuevo sobre un tema en específico. De ahí que este escrito asume una definición muy amplia del concepto de investigación, incluyendo en este corpus de análisis recopilaciones de textos anteriormente publicados, comentarios de películas y libros de entrevistas.
Antecedentes necesarios
Para comprender la evolución de los estudios cinematográficos en Bolivia vale la pena describir de manera sucinta el contexto de dicha disciplina en el siglo XX. Estos antecedentes van a permitir dar un panorama más amplio sobre la temática tocada en este artículo.
En el siglo XX el grueso de la producción bibliográfica sobre cine se hizo en las décadas de los setenta y los ochenta. En este periodo, por ejemplo, los sacerdotes Luis Espinal y Renzo Cotta publicaron catorce libros bajo el nombre de Cuaderno de cine. Se trataba de pequeños libros de divulgación muy didácticos que buscaban explicar los aspectos básicos de la historia, la teoría y el lenguaje cinematográfico. Asimismo, Luis Espinal, en la década de los setenta, fundó el semanario Aquí, en donde los principales críticos de cine del país comenzaron a escribir. A fines de los años setenta se forma la primera Asociación de Críticos de Cine de Bolivia (Cribo), conformada por Carlos D. Mesa, Luis Espinal, Pedro Susz, Julio de la Vega, Amalia de Gallardo y Alfonso Gumucio Dagron.
En 1982, Alfonso Gumucio Dagron publicó Historia del cine boliviano (editado por Los Amigos del Libro), el cual tuvo una reedición en 1983 editada por la Filmoteca de la Universidad Autónoma de México (UNAM). Este texto es de vital importancia puesto que permitió sacar a la luz películas y cineastas que en esos momentos habían caído en la sombra del olvido. La publicación busca un acercamiento cronológico para dar un panorama general de la historia del cine en el país. Asimismo, el texto es importante por el uso a profundidad de fuentes primarias, entre las que se encuentran entrevistas a cineastas y gente relacionada con el cine: José María Velasco Maidana, Donato Olmos Peñaranda, Dámaso Eduardo Delgado, Marina Núnez del Prado, Augusto Roca, Marcos Kavlin y Mario Camacho, entre otros. Se trata de una obra con una profunda revisión de hemeroteca. La elección de esta metodología de trabajo se debe al hecho de que muchas de las películas que menciona Gumucio Dagron, en el momento en que publica la obra, estaban perdidas. Por su profundidad investigativa, el texto ha servido de base para otras historias parciales del cine en Bolivia.
A partir de esta obra, Carlos D. Mesa publicó en 1985 La aventura del cine boliviano (1952-1985). Como bien indica su título, el libro hace una revisión cronológica del cine boliviano entre 1952 (año de la revolución nacionalista) y 1985. Estas historias del cine se complementan con los trabajos realizados por Pedro Susz, en 1990 y 1991. El autor publicó La campaña del Chaco: el ocaso del cine silente boliviano (1990) y Filmografía videoboliviana básica 1904-1900 (1991). Aunque este último, más que una historia, se trata de una lista bastante amplia de la producción cinematográfica realizada en Bolivia en el periodo señalado por el título.
La bibliografía sobre la historia del cine en Bolivia en el siglo XX se reduce a estas referencias señaladas. En las décadas de los setenta y ochenta, Gumucio Dagron, Mesa y Susz también escribieron otro tipo de textos que hacían referencia a la institución-cine. De ahí que en esas épocas los autores publicaron textos sobre la crítica cinematográfica, sobre la exhibición (y las relaciones de poder que implican) y la educación en cine. Asimismo, el cineasta Jorge Sanjinés escribió en 1979 su imprescindible Teoría y práctica del cine junto al pueblo.
Así pues, Gumucio Dagron, Mesa, Susz, Espinal y Cotta, entre otros, alimentaron las referencias bibliografías sobre cine en el siglo XX. Luis Espinal fue asesinado en 1980, mientras que Cotta murió en 1979. Por otro lado, Mesa, sin dejar la producción intelectual, se ocupó de otros temas diferentes al cine. Mientras que Gumucio Dagron continúa escribiendo sobre cine, aunque publica en el extranjero.
De ahí que en los años noventa es difícil encontrar libros sobre estudios cinematográficos en Bolivia. Se puede mencionar, en esta década, aunque no es una investigación propiamente dicha, el libro publicado en 1999 por la Fundación para la Educación y Desarrollo de las Artes y Media (Fedam) titulado El cine de Jorge Sanjinés. El texto recopila escritos de Sanjinés, ensayos de otros autores, notas de prensa y fichas filmográficas de las películas de dicho cineasta. Asimismo, en 1997, Pedro Susz publicó un pequeño libro titulado Federico el grande, en el cual hace un análisis de la obra del cineasta italiano Federico Fellini.
En este periodo también se publicó la revista Imagen, órgano de difusión del Movimiento del Nuevo Cine y Video Boliviano, que fue publicado entre 1986 y 1991. Por otro lado, el periódico Presencia publicaba de manera regular críticas de cine (en donde Susz, Gumucio Dagron y Mesa seguían escribiendo).
Sin embargo, en la década de los noventa no hay investigaciones a profundidad sobre el cine boliviano que se puedan destacar, a pesar de que en este periodo se estrenaron películas de importancia capital. Hay pues un vacío que solo se va a llenar a fines de la década de los 2000, en el momento de la publicación de varios textos sobre cine que muestran un recambio generacional.
2009: año de inflexión de los estudios cinematográficos en Bolivia
El año de mayor producción bibliográfica sobre cine en Bolivia en el siglo XXI fue el 2009. Esto se debe a un evento de no poca importancia. Una ONG, Fautapo, decide lanzar en ese año un primer fondo concursable para investigaciones y publicaciones sobre arte.
Este fondo ha sido el impulso para cinco iniciativas editoriales ligadas directamente al cine y su investigación. En primer lugar, se encuentra la publicación del libro de Andrés Laguna y Santiago Espinoza: El cine de la nación clandestina: aproximación a la producción cinematográfica boliviana de los últimos 25 años (1983-2008). Se trata de un libro de historia del cine boliviano en el periodo mencionado. Como los propios autores mencionan en el prólogo, el texto tiene una fuerte relevancia porque aborda un periodo que no había sido tocado en la historiografía boliviana. Considerando que en el periodo de estudio se han realizado películas fundamentales para el cine boliviano, como por ejemplo, La nación clandestina (Sanjinés, 1989), Mi socio (Agazzi, 1982) y Una cuestión de fe (Loayza, 1989), el libro se hace una bibliografía obligatoria. A diferencia de Historia del cine boliviano de Gumucio Dagron, este texto se ocupa de una revisión de las películas, dejando de lado las entrevistas y la investigación en hemeroteca.
Laguna y Espinoza describen la etapa anterior a la publicación de este libro en relación con los estudios de cine en Bolivia de la siguiente manera:
en Bolivia no existe un registro bibliográfico que dé cuenta de la importancia de las películas producidas en este período (los últimos 25 años). De hecho, con la excepción de las publicaciones de Susz, no hay documentos que se hayan dado a la tarea de reseñar y caracterizar los filmes hechos en Bolivia después de 1985, de cuando data el último libro sobre historia de cine en este país. (Laguna y Espinoza 11)3
La cita es lapidaria: el que quiera emprender una investigación de cine en Bolivia debe referirse a estudios publicados en el extranjero (que no son de fácil acceso, puesto que no llegan al país) o realizar un trabajo con (casi) nada de bibliografía. Si bien los estudios extranjeros son más rigurosos que los publicados dentro de Bolivia, también es cierto que son pocos los que hacen una investigación de campo, limitándose a comentar ciertos filmes y a una revisión bibliográfica.
Laguna y Espinoza escribieron dos años después un libro que aparecería como complemento del primero: Una cuestión de fe: historia (y) crítica del cine boliviano de los últimos 30 años (1980-2010). El texto es una recopilación de críticas que ambos autores habían escrito en su labor al frente del suplemento cultural La Ramona, el cual se publica hasta la actualidad de manera semanal junto al periódico Opinión. Se trata de textos ya publicados anteriormente o inéditos que analizan desde la crítica cinematográfica las películas que los autores consideran más importantes en el periodo de 1980-2010.
La mención a la labor de la crítica cinematográfica no es aquí banal, puesto que muchos de los que hicieron libros sobre cine empezaron en la crítica. De hecho, la segunda iniciativa editorial tiene que ver con este rubro. Fautapo también financió la creación de la revista digital Cinemascine, editada por Mary Carmen Molina, Sergio Zapata y Claudio Sánchez. A pesar de que fue fundada en el 2009, la importancia de la revista para la bibliografía sobre cine empezó en el 2012. En este año Molina y Zapata, bajo la editorial Cinemascine Pensamiento, publicaron una serie de libros sobre películas bolivianas. En esta serie se publicaron tres libros: Insurgencias: acercamientos críticos a Insurgentes de Jorge Sanjinés (2012), Extravío: acercamientos críticos a Olvidados (2014), y Socavones: textos sobre la obra de Socavón cine (2008-2016).
Los tres textos tienen el común denominador de recopilar críticas y ensayos de varios autores alrededor de obras cinematográficas en concreto. Así, Insurgencias recopila textos sobre la obra de Jorge Sanjinés, Insurgentes (2012). Este libro es importante porque si bien hay mucha bibliografía en el exterior sobre Sanjinés, hay poco sobre la obra del cineasta después de La nación clandestina (1989). De ahí que el texto, con una visión muy crítica, actualiza lo escrito sobre el cineasta boliviano más importante. Extravío es una recopilación de críticas sobre la película Olvidados (2014) del mexicano Carlos Bolado y de la productora boliviana Carla Ortiz. Mientras que Socavones hace una revisión de las obras del colectivo que lleva el mismo nombre que el libro.
Otro elemento en común entre estos tres textos tiene que ver con lo que se podría denominar como su modo de producción. En una primera instancia, los textos fueron publicados de manera digital para descarga libre y gratuita. Después, se hizo un tiraje muy reducido y en ediciones artesanales que se venden en los eventos que organiza la revista.
Con el auspicio del fondo de Fautapo, Pablo Ponce publicó En la intimidad de una butaca: los espectadores y sus hábitos de consumo (2009). Por su perspectiva, este texto es diferente a los otros mencionados aquí. Desde la sociología, Ponce hace un acercamiento a la manera en que se consume el cine en la ciudad de La Paz. Así pues, más que un análisis de las películas, el autor se ocupa de proponer una lectura de lo que se podría llamar la institución-cine. Esta investigación se ha basado en un riguroso trabajo de campo a partir de los instrumentos propios de la sociología, que incluyen entrevistas, encuestas y observación participante.
La cuarta iniciativa editorial financiada por Fautapo es la publicación del Manual de continuidad cinematográfica (2009) de Oscar Durán. El libro, como el propio título lo indica, se trata de un acercamiento didáctico a la labor del continuista cinematográfico. El recuento finaliza con el libro de Liliana de la Quintana: La linterna mágica: cine y video boliviano para niños y niñas (2009). Se trata de un texto didáctico dirigido a un público infantil en donde se hace un recuento de los conceptos más importantes del lenguaje cinematográfico y de la historia del cine boliviano.
Lamentablemente, el fondo de Fautapo fue muy efímero y no se ha consolidado a lo largo de los años. La ONG decidió cambiar los rubros de sus inversiones, por lo que dejó de financiar libros e iniciativas culturales referidas al cine. Sin embargo, Fautapo, con este inédito fondo de fomento a las investigaciones en artes, ha producido un pequeño boom en los estudios cinematográficos bolivianos. Tanto así que el 2009 implica un recambio generacional, con la aparición de varios críticos e investigadores jóvenes que comenzaron a escribir sobre el cine boliviano, ya sea en Cinemascine, ya sea en La Ramona (fundado por Laguna, Espinoza y Sergio de la Zerda)4. Investigaciones de las cuales se van a dar cuenta en la próximas páginas.
Temáticas y perspectivas de trabajo
Una buena parte de la literatura especializada se dedica a las entrevistas con cineastas que habrían marcado al séptimo arte en Bolivia con su obra. En esta perspectiva se encuentra la serie iniciada por Fernando Martínez, El cine según. Bajo este concepto se han publicado dos libros, uno dedicado a Paolo Agazzi (2012) y otro a Antonio Eguino (2013); se trata de entrevistas largas a estos dos cineastas. Esta serie contemplaba varias publicaciones que fueron truncadas por la prematura muerte del autor.
En una línea similar se encuentra el libro Tres de siete. Grandes directores del cine boliviano: conversaciones con José Murillo (2015). Como en el caso anterior, el autor, José Murillo, entrevista a los cineastas que considera importantes para el cine boliviano: Jorge Ruiz, Antonio Eguino y Paolo Agazzi. Se tiene previsto publicar un segundo tomo con otras entrevistas a los otros cineastas bolivianos como Juan Carlos Valdivia, Marcos Loayza, Jorge Sanjinés y Mela Márquez. Es interesante notar que tanto Murillo como Martínez decidieron escoger, en general, cineastas que han desarrollado el grueso de su obra en el siglo pasado. No es un dato banal puesto que se hace patente un deseo de dar cuenta de lo que ha sucedido en cine en Bolivia y que ha sido apenas documentado desde los noventa hacia adelante.
En este grupo de libros de entrevistas se encuentra el texto de las periodistas Fátima López y Marisol Murillo: Del cine sus aventuras: hazañas, picardías y nostalgias del cine boliviano (2017). Este texto, más que centrarse en la obra de los entrevistados, se acerca a las anécdotas de los cineastas, sobre todo, en el momento del rodaje. En este caso, la selección de los entrevistados es más amplia y llega a 28, en donde se pone énfasis en la labor de las mujeres en el cine y también se tiene en cuenta a la generación de los cineastas que comenzaron a trabajar en los 2000. Los tres libros mencionados son trabajos más bien de índole periodística. Aunque pueden ser base para investigaciones futuras acerca del trabajo de los cineastas entrevistados, no hay en estos una perspectiva crítica sobre sus obras.
El libro Cine boliviano: historia, directores, películas (2014), editado por Guillermo Mariaca y Mauricio Souza emprende la misión de establecer las doce películas fundamentales realizadas en el país. Ese texto es el resultado de una encuesta que los autores realizaron a gente ligada al cine, cineastas y críticos. El libro se divide en dos partes. En la primera se proponen ensayos sobre la historia del cine en Bolivia. Los que firman los ensayos son Pedro Susz, Alfonso Gumucio Dagron, Carlos D. Mesa, Santiago Espinoza y Andrés Laguna. Cada uno describe una etapa del cine boliviano, para dar cuenta de sus inicios hasta el día en que se publica la obra. Estos textos son en realidad resúmenes actualizados de lo que los autores habían escrito en sus respectivas historias del cine. Esta perspectiva histórica se complementa con un texto de Pedro Brusiloff que propone un panorama de la crítica cinematográfica en Bolivia desde los años setenta hasta la actualidad.
La segunda parte es escrita por estudiantes universitarios y son ensayos sobre las doce películas que el texto considera fundamentales y de sus directores. Estos textos no usan las herramientas propias de la semiótica y de análisis cinematográfico, por lo que el tono de los trabajos se acerca más a la crítica que a una perspectiva más ensayística. Habría que poner en cuestión si es efectivamente pertinente proponer un canon de películas fundamentales considerando la pobre tradición que tiene el país en estudios cinematográficos.
Otra particularidad de este libro que hay que hacer notar es que entre la bibliografía detectada, este uno de los pocos textos que fue realizado y publicado por una instancia universitaria, la Universidad Mayor de San Andrés (UMSA) y más específicamente, la Carrera de Literatura. La UMSA también publicó un pequeño libro, un manual denominado Estos apuntes de cine (2016), coordinado por Pamela Romano y Gabriela Paz. Este texto es simplemente una recopilación de críticas que servirían de guía de lectura de películas que se proyectaron en el marco de un taller de cine organizado por la universidad, con vistas a una futura apertura de una carrera de cine en dicha institución educativa. Otro texto publicado por una institución de educación superior es Cine y televisión en Santa Cruz de Nino Gandarrilla, que fue posible gracias al apoyo de la Universidad Gabriel René Moreno.
En la bibliografía sobre cine hay varios textos que recopilan críticas de cine. Ya en el anterior acápite se han mencionado los textos publicados por Cinemacine y el realizado por Espinoza y Laguna. Esto se complementa con dos libros: 40/24: Papeles de cine (2014) de Pedro Susz y Notas y críticas de cine en La esquina (2017) de Claudio Sánchez. En ambos casos se trata de recopilaciones de críticas que fueron publicadas por los autores en los medios de prensa en los que escriben y escribían.
Esto muestra que en general los libros de cine en Bolivia tienen un corte más cercano al periodismo. Evidentemente, en un país en donde se hace complicado recuperar la memoria cinematográfica, esto es de vital importancia. Pero es también claro que faltan todavía investigaciones que se adentren, con las herramientas propias del análisis cinematográfico, en reflexiones más profundas y académicas.
Claudio Sánchez también ha publicado un libro que está en medio camino entre una historia de cine y un análisis cinematográfico. Se trata del texto titulado Los aviones en el cine silente boliviano (2013). Como el mismo título lo indica, el autor trata de hacer un cruce entre la historia de la aviación en Bolivia y el cine silente. Es un texto muy influenciado por lo realizado por Pedro Susz en el siglo pasado en tanto son de las pocas investigaciones que tratan sobre ese periodo.
Otro libro que se ocupa del cine silente es el realizado por Fernando Vargas: Wara Wara: la reconstrucción de una película perdida (2010). El autor ha participado en la restauración de uno de los clásicos del cine boliviano, Wara Wara (1930) de José María Maidana Velasco. Filme que se consideraba perdido hasta su casual encuentro. El libro es un relato sobre los avatares de este descubrimiento y su restauración.
Entre los libros que toman como perspectiva el análisis de un corpus de películas determinados se puede citar Poder y moral en el cine de Buñuel de Pedro Susz. El libro fue editado por Plural en el 2007 y tuvo una reedición en la recopilación de la obra del autor, 40/24: Papeles de cine. Susz analiza la obra del cineasta español para dar cuenta de la manera en que se relaciona el poder y la moral en sus películas. La moral, en el cine de Buñuel, se pondría en entredicho, y en tanto se relaciona con el poder, este también se pondría en duda. Estos dos elementos señalados, según el autor, tienen un correlato formal en el surrealismo de Buñuel.
Con una perspectiva metodológica similar, a saber, el análisis cinematográfico de un corpus en particular, en el 2016, Sebastián Morales Escoffier publicó Una estética del encierro: acerca de una perspectiva del cine boliviano. El libro es un análisis del uso del espacio fílmico en el cine de Diego Mondaca, Juan Carlos Valdivia y Martin Boulocq.
Hay también bibliografía que se ocupa de la institución-cine. Se ha mencionado el libro de Ponce, La intimidad de la butaca. En El espectador (2009) José Murillo hace una especie de autobiografía a partir de la experiencia de cinéfilo del autor. El libro fue publicado por la Revista Alejandría y la editorial Gente Común, en el marco de un concurso de ensayos sobre arte, impulsado por dichas instituciones. La Revista Alejandría, editada por Rubén Vargas se especializaba en ensayos literarios, aunque de vez en cuando aparecían textos sobre cine. La publicación tuvo 25 números, entre el 2006 y el 2009.
Siguiendo con textos que analizan la institución-cine se encuentra Hacia la democratización del cine y el audiovisual boliviano: del caos creador al arte y la imagen (2012) de Demetrio Santos Nina. En la época de la publicación del libro, el autor era el director del Consejo Nacional de Cine (Conacine). Este texto hace un análisis de dicha institución y de las normativas que rigen el campo cinematográfico en Bolivia.
Para finalizar este acápite hay que hacer mención de las reediciones de libros que se han publicado en este siglo. La Fundación Cinemateca Boliviana con el apoyo del Centro Simón I Patiño publicó una obra póstuma del sacerdote jesuita Luis Espinal, El lenguaje las historietas y el cine (2010). Como los otros libros sobre cine de Espinal, este tiene un carácter didáctico, en donde busca explicar de manera sencilla los aspectos básicos del lenguaje cinematográfico.
Alfonso Gumucio Dagron, a su vez, reedita su libro denominado Luis Espinal y el cine (2015) en donde hace una biografía sobre el sacerdote jesuita a partir de sus aportes al cine boliviano. El libro fue publicado por primera vez en 1986. Como en el caso de la Historia del cine boliviano del mismo autor, este libro es el resultado de una investigación de hemeroteca.
Es de notar el hecho de que estas dos reediciones tengan que ver con Luis Espinal. Sin duda, esto se debe a su enorme trabajo como pedagogo y crítico de cine. Su importancia es tal que los autores que se han dedicado a la investigación de cine en el siglo pasado, Gumucio, Susz y Mesa han sido muy cercanos a Espinal. A su vez, el sacerdote ha realizado películas y ha cooperado en filmes importantes del cine boliviano, como Chuquiago (1977) de Antonio Eguino (en la que el propio Gumucio Dagron colabora en el guion de una parte de la película). Reeditar estas obras es un gesto para tratar de recuperar la memoria de una época en donde había en el país un creciente interés por el cine.
En este grupo de reediciones se encuentra uno de los pocos libros editados en Bolivia de un autor extranjero en lo que se refiere al campo del cine. Se trata de Contar una historia (2016) de Jean-Claude Carrière, guionista de Luis Buñuel, entre otros. Esta publicación fue llevada a cabo por el cineasta Juan Carlos Valdivia. Se trata de un pequeño texto en el que combina anécdotas sobre la experiencia de Carrière como guionista, con consejos para la realización de un guion cinematográfico.
Encuentros, revistas y congresos
Para tener una perspectiva más amplia de las investigaciones de cine en Bolivia habría que hablar sobre los encuentros, las revistas y los congresos sobre la temática realizados en el periodo 2000-2017.
El encuentro entre críticos, investigadores y cineastas más regular se hace bajo la iniciativa del Centro Cultural Simón I Patiño y que fue dirigido, hasta su fallecimiento, por Franchesco Diaz Mariscal y luego por Sergio Zapata y Mary Carmen Molina. Este evento, en sus primeras dos versiones, se hacía cada cuatro años, mientras que los siguientes fueron realizados cada dos. La intención es que esta última sea la periodización definitiva.
En los diferentes encuentros se ha invitado tanto a cineastas como críticos de cine para dar cuenta de la actualidad de la actividad cinematográfica en Bolivia. Así, estos encuentros se organizan a partir de una temática que los organizadores consideran importante tocar en ese momento. Hasta ahora se hicieron cuatro encuentros, el primero dedicado a los cineastas jóvenes (2007), el segundo a la irrupción del digital (2011), el tercero a la obra de los realizadores Martin Boulocq y Juan Carlos Valdivia (2014) y el cuarto dedicado al cortometraje boliviano. Con este repaso escueto de las temáticas tocadas en estos encuentros se hace patente la intención no solamente de reflexionar sobre el cine actual, sino de proponer líneas de lecturas de lo que sería el cine del futuro en Bolivia. De ahí la necesidad de preguntarse sobre el trabajo de jóvenes realizadores, pensar los efectos del digital en la estética y los modos de producción de las obras.
También es interesante la elección de hacer un encuentro sobre Valdivia y Boulocq. Este último ya había participado en el primer encuentro como cineasta joven, mientras que en el tercero, aparece como un artista consolidado. El análisis de la obra de Valdivia se debe a que en ese momento el cineasta proponía nuevas búsquedas formales en su cine, lo que implica una cierta renovación del panorama cinematográfico en Bolivia. De ahí que la reflexión sobre la obra de ambos artistas también tiene el tenor de comprender hacia dónde va el cine boliviano.
Lo mismo sucede con el encuentro referido al cortometraje. En Bolivia, hay un boom5 del cortometraje, gracias al trabajo realizado por el grupo Socavón Cine. Este colectivo, además de tener una larga trayectoria en el cortometraje, en el momento del encuentro, estaba a punto de estrenar su primer largometraje Viejo calavera (Russo, 2016). De ahí que el cuestionamiento sobre los cortometrajes también tenía que ver con la reflexión acerca del salto a formatos de tiempo mayor. Hay que recalcar que este encuentro fue organizado por los mismos que editaron el libro dedicado al grupo Socavón Cine: Sergio Zapata y Mary Carmen Molina.
Estos encuentros no tenían un tono académico. Es decir, más que ensayos o ponencias sobre un tema particular, los participantes compartían experiencias personales o lecturas de críticas. La intención es más bien generar un ambiente de diálogo con las personas asistentes, intercalando intervenciones, preguntas del público y visionado de fragmentos de películas. Sin embargo, se hace patente una búsqueda de defender un tipo de cine que tenga una proyección a futuro.
Aquí también hay que mencionar el encuentro que realiza desde el 2016 el Festival de Cine Radical. En cada una de sus versiones, el festival propone un encuentro para discutir temas referidos al cruce entre cine y educación. De ahí que se invita a profesores universitarios, de colegios y de educación no formal para que cuenten sus experiencias de trabajo en el aula. La intención, más que de proponer un acercamiento académico, es conocer, aglutinar y valorar las diferentes experiencias educativas realizadas de manera independiente en distintos ámbitos.
En una tonalidad un poco más académica se encuentra el Congreso de Estudios Bolivianos. Este evento reúne a investigadores de las ciencias humanas y sociales de todo el mundo interesados en el estudio de algún aspecto de la realidad boliviana. Se realiza en la ciudad de Sucre y tiene una periodicidad bianual. Desde el 2013 se organizan mesas dedicadas exclusivamente al estudio del cine. Hasta el momento en que se escriben estas líneas, se han organizado tres mesas dentro del congreso. La primera de ellas buscaba encontrar relaciones entre el cine y la historia. Mientras que las otras dos tenían una perspectiva más amplia, en el sentido en que proponían simplemente dar cuenta de las investigaciones de cine que se hacían en Bolivia, más allá de la perspectiva elegida. Aunque estas mesas no tienen una centralidad en un congreso que tiene como fuerte a la literatura y la historia, es uno de los pocos espacios para compartir investigaciones en ambiente académicos y que tengan como única temática los estudios sobre el cine.
En una revisión sucinta de los nombres de la gente que ha participado en los congresos y sus ponencias se hacen patentes dos cosas. En primer lugar, que en ellos han participado cineastas, críticos de cine e investigadores tanto independientes como afiliados a las universidades. De ahí que estos tres roles no se encuentran del todo separados y pueden intercambiarse según la situación. Esto tiene un componente positivo puesto que implica un diálogo más o menos fluido entre los encargados de pensar el cine, ya sea con la cámara o desde la academia. Pero también muestra que todavía no hay investigadores que se dediquen exclusivamente a los estudios cinematográficos. De hecho, en tanto esta disciplina no ha entrado en las universidades, este tipo de análisis se hace en los tiempos libres de los académicos.
Otro dato de importancia son las perspectivas que los investigadores usan para acercarse al cine. Se hacen crucen entre el cine y la historia, la filosofía, la literatura, la sociología y la educación. Sin embargo, hay pocas ponencias que usan herramientas de la semiótica o del análisis cinematográfico. Aunque hay que reconocer que estas perspectivas se han hecho más comunes en la última versión del congreso. En este último, por ejemplo, se han planteado lecturas sobre la obra de Jorge Sanjinés a partir de ciertos motivos reiterativos en su cine, como la particular composición fotográfica en el momento en que el cineasta filma montañas, análisis que permite reinterpretar algunas películas actuales bolivianas. Esta ponencia fue realizada por Miguel Hilari (cineasta), Mariana Lacunza y Andrés Laguna (estos últimos académicos).
Dichos acercamientos muestran que los estudios cinematográficos no tienen todavía una especificidad. De hecho, en general, el acercamiento de los investigadores de disciplinas varias al cine se hace como excusa para hablar de otra cosa. Ya sea para hacer notar una tendencia en la literatura, ya sea para encontrar aspectos de identidad de la sociedad boliviana que aparecen en las películas, etc. Este es el caso del libro La patria intima. Alegorías nacionales en la literatura y en el cine de Bolivia (2007) de Leonardo García Pabón.
En lo que se refiere a las revistas en el periodo 2000-2017, es posible nombrar dos que se dedicaban exclusivamente al cine, además de la ya mencionada Cinemascine. La primera se llamaba La Esquina de la Cinemateca. La publicación tuvo cinco números entre marzo y noviembre del 2009. Se trata de una revista que combinaba notas, entrevistas y críticas referidas a las películas en cartelera en la Cinemateca Boliviana. De ahí que era una publicación más institucional y de divulgación de las actividades que se realizaban en este espacio.
La segunda revista fue Fotogenia, editada con el apoyo de una distribuidora de cine independiente: Yaneramai, dirigida por Marcelo Cordero. Esta revista solo tuvo tres números, entre octubre y enero del 2007. Aunque se trata de una revista financiada por una distribuidora, tenía un carácter independiente. A esta publicación le interesaba dar cuenta de la actualidad del cine boliviano, con ensayos de fondo y críticas sobre el tema. Sus páginas se completaban con textos extraídos de otras publicaciones extranjeras que hablaban sobre el cine en general y la crítica.
Hubo también una tercera revista, aunque esta no se ocupaba solamente del cine: Palabras Más.-Cine, Arte y Cultura. Esta revista tuvo solamente un número impreso de cien páginas, y fue editada en el 2009 con el apoyo de Fautapo; hasta el momento en que se escriben este texto, sigue funcionando en un formato digital. Fue fundada en el 2003 en dicho formato por Ada Zapata y Marcelo Reyes.
Para finalizar este recuento, habría que dar cuenta de las producciones audiovisuales que tienen al cine como tema principal. En ese sentido, se han detectado dos: en primer lugar, La aventura del cine boliviano de Carlos D. Mesa (2010). El realizador de este documental, como ya se ha mencionado, escribió un libro en 1985 sobre la historia del cine boliviano que lleva el mismo nombre de la producción audiovisual. Asimismo, Mesa en su trabajo como periodista, ha realizado una serie de documentales titulados Bolivia siglo XX. En dichos audiovisuales, Mesa revisa los acontecimientos más importantes de la historia del país en el siglo pasado. Dentro de esta serie de documentales se encuentra este dedicado al cine boliviano. Así, se trata de una actualización en formato audiovisual de lo que Mesa escribía en los años ochenta, teniendo en cuenta el cine más reciente. Se trata de un trabajo con un lenguaje televisivo, realizado en dos partes, en donde la voz en off de Mesa va describiendo las imágenes de las películas que muestran y haciendo una cronología del cine boliviano desde sus inicios hasta el año de presentación del filme.
El otro trabajo audiovisual que tiene al cine como tema es Cine, ventana de un país (2017). Se trata de un programa televisivo realizado por estudiantes de comunicación social de la Universidad Mayor de San Andrés y transmitido por el canal estatal TV Culturas. Cada episodio dura treinta minutos y se centra en un aspecto de la actualidad del cine boliviano. Así, por ejemplo, en los capítulos ya transmitidos, se habla sobre la educación en cine en Bolivia o sobre el cine de animación que se realiza en el país.
Conclusiones
Es cierto que en el periodo comprendido entre el 2009 y el 2017, como sucede en la mayoría de los países de Latinoamérica, hay un incremento de textos sobre cine en Bolivia. Sin embargo, en términos tanto cuantitativos como cualitativos, la producción de investigaciones sobre cine en el siglo XXI, es menor que en la “época de oro” de los setenta y ochenta. Aunque hay muchas más facilidades tecnológicas hoy en día (desde hemerotecas digitales, pasando por la ventaja de tener películas en archivo digital que facilita enormemente su acceso y análisis) las publicaciones recientes, en general, no emprenden investigaciones rigurosas, reduciéndose a recopilaciones o trabajos de entrevistas sin un análisis ulterior. Asimismo, las herramientas del análisis cinematográfico, como por ejemplo, el découpage o el análisis plano por plano no es una práctica común.
Al mismo tiempo, si se compara en términos cuantitativos la producción bibliográfica de cine en Bolivia con la de otros países de la región, es claro que es mucho menor. Esto se debe a que no hay un apoyo institucional de parte de las universidades para investigaciones de este tipo. Al no haber cátedras, carreras o centros de investigaciones que se ocupen de los estudios cinematográficos, los investigadores son en general independientes o realizan sus trabajos en sus tiempos libres. De ahí que hay cierta inconsistencia en los estudios de cine en Bolivia, los cuales todavía no han sido reconocidos como una disciplina académica de pleno derecho. Si bien hay iniciativas para la apertura de carreras de cine en las universidades, esto es todavía algo que está en ciernes.
Evidentemente, hay instituciones que han apoyado la publicación de obras sobre el cine. Una de las que más se destaca por su impacto es Fautapo, pero también está la Revista Alejandría, el Conacine, el Centro Cultural Simón I Patiño (que además organiza un festival de cine en la ciudad de Cochabamba) y la Cinemateca Boliviana. Lamentablemente, las tres primeras instituciones tuvieron una vida muy corta en el auspicio de literatura especializada en cine. De ahí que solo queda el Centro Simón I Patiño y ocasionalmente la Cinemateca Boliviana, aunque sus iniciativas no necesariamente buscan el rigor académico.
Es interesante notar que todas las publicaciones sobre cine se han realizado ya sea en la ciudad de La Paz o en Cochabamba, a excepción de la ya mencionada Cine y televisión en Santa Cruz. Este dato no es banal, puesto que implica que en la ciudad de mayor crecimiento de Bolivia, Santa Cruz, no hay textos de este tipo. Esto provoca que las perspectivas de análisis sean un poco sesgadas. De hecho, en las historias del cine, se menciona muy poco lo realizado en Santa Cruz, dando más importancia a lo que se ha hecho en La Paz y Cochabamba. Esto muestra que todavía falta mucho por investigar sobre el cine boliviano.
Pero también es cierto que hay una gama bastante amplia de perspectivas de trabajo referidas al cine dentro del país. Desde textos de historia del cine, pasando por el análisis del comportamiento del espectador, hasta un interés por el cruce de la educación con el séptimo arte. Aunque es verdad que muchos de estos trabajos no tienen una profundidad académica, también muestra una apertura que los estudios sobre el cine boliviano en el extranjero, en general, no tienen.
Si bien hay una amplia bibliografía sobre el cine boliviano en el extranjero y sobre todo, escrita en inglés con mayor rigor académico, es sintomático que la mayoría de estos textos se dediquen a analizar el cine de Jorge Sanjinés hasta 1989 y en menor medida a los cineastas Jorge Ruiz y Antonio Eguino. El común denominador entre estos cineastas es que han privilegiado en su obra el cuestionamiento sobre lo indígena. Resulta revelador que en general hay pocos textos sobre la obra de Sanjinés realizada entre 1990 y el 2016, puesto que en ellas el cineasta deja de preguntarse sobre la identidad de lo indígena (lo que aparece como un rasgo importante de su cine antes de La nación clandestina), para cuestionar más bien al mestizo o a la propia construcción de la historia nacional.
Estas elecciones de los corpus (con sus omisiones) muestran que la perspectiva de análisis de los estudios extranjeros es la de los cultural studies, en donde el análisis de la representación de lo indígena en la obra de Sanjinés es un enorme caldo de cultivo (aunque eso implique omitir cuatro de diez películas estrenadas por Sanjinés). Como se ha visto en el recuento, esta perspectiva, dentro de Bolivia se toca muy poco, lo que muestra un divorcio entre lo que hace en el país y en el exterior. En efecto, las investigaciones extranjeras (casi) no citan las contribuciones realizadas en territorio boliviano y viceversa.
Evidentemente, el tema de la investigación en cine en Bolivia implica muchas aristas dignas de un análisis más profundo. Esto por la particularidad de que se desarrolla de manera más o menos independiente, ligada a la voluntad de curiosos investigadores de cine que buscan dar respuesta a varios huecos conceptuales e históricos que el séptimo arte en Bolivia va proponiendo. Hay una sorprendente situación en la investigación del cine boliviano: mientras que por un lado hay una sobreabundancia de textos de una sola temática (escritos en el exterior y que se enfocan básicamente en la representación de lo indígena en Sanjinés) y, por el otro, una infinidad de objetos de estudio que apenas han sido mencionados (incluso en el propio cine de Sanjinés). Este es pues el reto de los estudios cinematográficos bolivianos.
Para finalizar este recuento, se ofrece al lector una lista de referencias bibliográficas sobre los estudios cinematográficos publicados en Bolivia en el periodo 2000-2017. En ella se mencionan los libros editados en Bolivia, las revistas, las memorias de los encuentros y los documentales sobre cine.
Notas
1 Agradezco a Sergio Zapata, Alfonso Gumucio Dagron, Elizabeth Carrasco y Marcelo Cordero por la información proporcionada para la escritura de este artículo.
2 La ley del cine en Bolivia data de 1992. Esta normativa preveía un fondo de fomento cinematográfico manejado por el Consejo Nacional de Cine (Conacine). Sin embargo, el fondo se quedó rápidamente sin dinero, por lo que el Conacine en la actualidad es una entidad que en la práctica no tiene ninguna funcionalidad.
3 En la cita los autores se refieren al libro de Carlos D. Mesa: Las aventuras del cine boliviano (1985). Los paréntesis son nuestros.
4 Este recambio generacional no implica que los críticos e investigadores que trabajaron en el siglo XX hayan dejado la actividad. Pedro Susz publicó una recopilación de sus críticas escritas durante sus cuarenta años, mientras que Alfonso Gumucio Dagron publicó dos libros fundamentales para comprender el cine boliviano y latinoamericano: El cine comunitario en Latinoamérica (2014) y Diario ecuatoriano: cuaderno de rodaje (2016). Este último es el diario de los días de rodaje de la película ¡Fuera de aquí! (1977) de Jorge Sanjinés. Ambos textos, aunque son muy importantes, no se toman en cuenta en la bibliografía, puesto que no fueron publicados en Bolivia.
5 En los últimos años, el cortometraje boliviano ha sido reconocido por varios festivales importantes de la región y del mundo, sobre todo, la obra del colectivo Socavón Cine. Para una información detallada sobre los festivales en los que han participado el colectivo, véase https://socavoncine.com/language/es/nosotros/
Principales libros de investigación, revistas y documentales sobre cine producidos en Bolivia (2000-2017)
Libros sobre cine boliviano
- Agazzi, P., León, F. y Chacón, R. (2004). Guion de la película El atraco. La Paz: s. e.
- Alvarado, N. (ed.). (2010) El videoarte en Bolivia: Aproximaciones teóricas y videografía. La Paz: Gobierno Autónomo Municipal de La Paz, Centro Sión I Patiño, Embajada de los Países Bajos en Bolivia.
- Ávila, J. P. (ed.). (2006). Plano detalle del cine boliviano. Conacine, La Paz: Festival Internacional de Cine y Video de Oruro, Colectivo Audiovisual Chiru Chiru.
- Chávez, G. (ed.). (2009). Historia de la cultura boliviana en el siglo XX II Teatro, cine y video. Sucre: Aguas del Iniestro.
- Consejo Nacional de Cine. (2005). Compartiendo nuestras miradas: las juventudes Alteñas promoviendo nuestras voces desde la butaca. La Paz: Conacine.
- Consejo Nacional de Cine. (2006). El lugar de la seducción, carteles del cine boliviano 1930-2005. La Paz: Fundación I Patiño, Cinemateca Boliviana.
- De la Quintana, L. (2009). La linterna mágica: cine y video boliviano para niñas y niños. La Paz: Nicobis.
- Espinoza, S. y Laguna, A. (2009). El cine de la nación clandestina: aproximación a la producción cinematográfica boliviana de los últimos 25 años (1983-2008). Cochabamba: Gente Común.
- Espinoza, S. y Laguna, A. (2011). Una cuestión de fe: historia (y) crítica del cine boliviano de los últimos 30 años (1980-2010). Cochabamba: Nuevo Milenio.
- Espinal, L. (2010). El lenguaje de las historietas y el cine. La Paz: Cinemateca Boliviana y Centro Simón I Patiño.
- Gandarrilla, N. (2011). Cine y televisión en Santa Cruz. Santa Cruz: Universidad Gabriel René Moreno.
- García Pabón, L. (2007). La patria intima. Alegorías nacionales en la literatura y en el cine de Bolivia. La Paz: Plural.
- Gonzáles, G., Molina, M. y Zapata, S. (2012). Insurgencias: Acercamientos críticos a Insurgentes de Jorge Sanjinés. La Paz: Cinemascine. Edición digital.
- Gumucio, A. (2015). Luis Espinal y el cine. La Paz: Plural (reedición).
- López, F. y Murillo, M. (2017). Del cine sus aventuras: hazañas, picardías y nostalgias del cine boliviano. La Paz: Editorial 3600.
- Mariaca, G. y Souza, M. (coord.). (2014). Cine boliviano: historia, directores, películas. La Paz: Universidad Mayor de San Andrés.
- Martínez, F. (2012). El cine según Agazzi. La Paz: Gobierno Municipal de La Paz y Bolivia Lab.
- Martínez, F. (2013). El cine según Eguino. La Paz: Bolivia Lab.
- Molina, M. y Zapata, S. (coords.). (2014). Extravío: acercamientos críticos a Olvidados. La Paz: Cinemascine y Escuela Popular para la Comunicación.
- Molina, M. y Zapata, S. (coords.). (2017) Socavones: Textos sobre la obra de Socavón cine (2008-2016). La Paz: Cinemascine Pensamiento.
- Morales, S. (2016). Una estética del encierro: acerca de una perspectiva del cine boliviano. La Paz: Greco.
- Murillo, J. (2015). Tres de siete: grandes directores del cine boliviano: conversaciones con José Murillo. La Paz: Gente Común.
- Nina, C. (2011). Archivos gráficos (carteles) de Bolivia: historia y tratamiento archivístico del archivo de la Fundación Cinemateca Boliviana. La Paz: Centro de Estudios Para la América Andina y Amazónica.
- Nina, D. (2012). Hacia la democratización del cine y el audiovisual boliviano: del caos creador al arte y la imagen. La Paz: Conacine.
- Ponce, P. (2009). En la intimidad de una butaca: los espectadores y sus hábitos de consumo. La Paz: Hebrón Ediciones.
- Ruiz, J. (200). Tres argumentos cinematográficos bolivianos. Cochabamba: Centro Simón I Patiño.
- Sánchez, C. (2013). Los aviones en el cine silente boliviano. La Paz: Editorial 3600.
- Saavedra, V. (2014). El cine según Martínez. La Paz: Bolivia Lab.
- Vargas, Fernando (2010). Wara Wara: la reconstrucción de una película pérdida. La Paz: Plural y Cinemateca Boliviana.
- Valdivia, J. C. (dir.). (2009). Zona Sur: Pressbook. La Paz: s. e.
- Valdivia, J. C. (dir.). (2013). Ivy Maraey: tierra sin mal, dossier de prensa. La Paz: Fundación Cinenómada para las Artes.
- Varios. (2007). Cinemateca Boliviana. La Paz: s.e
Memorias de encuentros sobre cine boliviano
- Diaz, F. (coord.). (2007). Encuentro de cineastas sub-40: visiones e inquietudes. La Paz: Fundación Simón I. Patiño y Revista Alejandría.
- Diaz, F. (coord.). (2011). Encuentro: los cineastas bolivianos, el formato digital y las narrativas contemporáneas en Bolivia. La Paz: Fundación Simón I. Patiño.
- Diaz, F. (coord.). (2014). Tercer encuentro de cineastas: El nuevo cine boliviano: coloquio crítico en torno de la obra de Juan Carlos Valdivia y Martin Boulocq. La Paz: Fundación Simón I. Patiño.
- Molina, M. y Zapata, S. (coords.) (2016). Cuarto encuentro de cine: el corto boliviano, hoy. La Paz: Fundación Simón I. Patiño.
Documentales sobre cine boliviano
- La aventura del cine boliviano (2010). Director: Carlos D. Mesa. Documental sobre la historia del cine boliviano del siglo XX y principios del XXI. Hace parte de la serie de documentales Bolivia Siglo XX, realizada por el mismo director, en donde toca diversos aspectos de la historia de Bolivia.
- Cine ventana de un país (2017). Directores: Andrea Quisbert y Jhonel Arcaya. Serie de televisión sobre el cine boliviano.
Libros sobre cine en general
- Carrière, J.-C. (2016). Contar una historia. Prólogo de Milán Gonzales. Traducción de Hugo Sánchez. La Paz: Libertalia Editores.
- Durán, O. (2009). Manual de continuidad cinematográfica. La Paz.
- Espinal, L. (2010). El lenguaje de las historietas y el cine. La Paz: Fundación Simón I. Patiño y Cinemateca Boliviana (libro póstumo).
- Murillo, J. (2009). El espectador. La Paz: Gente Común y Alejandría.
- Paz, G. y Romano, P. (comps.) (2015). Estos apuntes de cine. La Paz: Universidad Mayor de San Andrés.
- Ovando, T., Ovando, G. y De la Quintana, L. (2010). Animanual: manual de realización audiovisual para niños, niñas y jóvenes. La Paz: Festival Kolibri.
- Sánchez, C. (2017). Notas y críticas de cine en La esquina. La Paz: Editorial 3600.
- Susz, P. (2007). Poder y moral en el cine de Buñuel. La Paz: Plural.
- Susz, P.(2014). 40/24 Papeles de cine. La Paz: Plural (cuatro volúmenes).
Revistas y monográficos dedicados al cine en general
- Fotogenia. Revista mensual publicada por el Centro Cultural Yaneramai. Tuvo 3 números editados entre octubre del 2006 y enero del 2007. Dirigida por Marcelo Cordero.
- La esquina de la Cinemateca. Revista mensual publicada por la Fundación Cinemateca Boliviana. Tuvo 5 números editados en el 2009 (marzo-noviembre). Dirigida por Ricardo Bajo.
- Palabra más: cine, arte y cultura. Tuvo un solo número en febrero del 2009. Aunque es publicada desde el 2003 hasta la actualidad en formato digital, consultable en: https://palabrasmas.org/nius/index.php