Trasgresión femenina en Colombia, siglos XVII-XX
Capítulo 4
Gloria Valencia de Castaño: tradición y trasgresión en voz de la primera dama de la radio colombiana, 1951-1966
Gloria Valencia de Castaño: tradition and transgression in the voice of the first lady of Colombian radio, 1951-1966
https://doi.org/10.28970/9789585498129
Daniela Moná Ramírez [dmonar@unal.edu.co]
Historiadora y magíster en Estudios de Género en la Universidad Nacional de Colombia, sede Bogotá. Actualmente es estudiante del doctorado en Historia de la Universidad de Pittsburgh, Estados Unidos con financiación de una beca Fulbright. Hace
parte de los grupos de investigación “Relaciones Internacionales e Historia Transnacional” y “Prácticas Culturales, Imaginarios y Representaciones”. En términos generales, se interesa por el rol de las mujeres en procesos históricos transnacionales.
Ha investigado sobre la participación de actrices latinoamericanas en la industria
fílmica mexicana y estadounidense (1921-1946). Recientemente publicó “Carmen Miranda en Hollywood (1939-1945): en el centro de la pantalla, al borde de la historia”,
Palabras Clave, 22 (4, 2019). Actualmente trabaja sobre la historia transnacional de
las luchas feministas de la segunda mitad del siglo XX en Colombia. Adicional a su
trabajo académico es activista por los derechos humanos de las mujeres. Desde el
Colectivo Género y Seguridad promueve la erradicación de las violencias basadas en
género en contextos universitarios.
Paula Orozco-Espinel [paula.oe@pitt.edu]
Licenciada en Ciencias Sociales de la Universidad Pedagógica Nacional y magíster
en Historia de la Universidad Nacional de Colombia. Se interesa por la historia del
delito, el castigo y la cárcel. Formó parte del comité organizador del VI Simposio
Internacional de la Red de Historiadoras e Historiadores del Delito en las América
(Bogotá) y coordinó la línea Instituciones de castigo y control social. Ha trabajado
en la creación de contenidos pedagógicos en ciencias sociales para la educación
básica y media.
Moná Ramírez, Daniela y Orozco-Espinel, Paula. “Gloria Valencia de Castaño: tradición y trasgresión en voz de la primera dama de la radio colombiana, 1951-1966”. Ni calladas ni sumisas. Trasgresión femenina en Colombia, siglos XVII-XX, editado por Mabel López Jerez, Editorial Uniagustiniana y Asociación Colombiana de Estudios del Caribe – ACOLEC, 2021, pp. 151-191.
Resumen
Este artículo examina el expediente judicial por la
muerte de la indígena Juana Chicuasuque en Chocontá en 1846, como un ejercicio que problematiza
las tensiones entre una trasgresión relacionada con
tradiciones indígenas como la yerbatería y las ideas
liberales sobre civilización y progreso que buscaban sancionar las prácticas ancestrales a
mediados
del siglo XIX en la Nueva Granada. En su desarrollo se describe y analiza la escena en la que
murió
Juana, los motivos por los que fue asesinada y los
alegatos a favor de la conmutación de la pena de
muerte a los autores de su crimen. En este caso
sobresale el abogado Salvador Camacho Roldán, un
personaje fundamental en la historia intelectual del
momento. El hilo que atraviesa el capítulo y constituye el punto central de reflexión es la
violencia
sobre el cuerpo como una práctica que debe aprobarse o reprobarse según el sujeto y el propósito
que cumple para armonizar relaciones de poder en
la sociedad.
Palabras clave: trasgresión, yerbatería, indígenas,
violencia, castigo, pena de muerte, Salvador Camacho Roldán
Abstract
This article examines the judicial file for the death
of the indigenous Juana Chicuasuque in Chocontá
in 1846, as an exercise that problematizes the tensions between a transgression related to
indigenous
traditions such as yerbatería and the liberal
ideas about civilization and progress that sought
to sanction ancestral practices in the mid-nineteenth century in New Granada. In its
development, it
describes and analyzes the scene where
Juana died, the reasons why she was murdered
and the arguments in favor of the commutation
of the death penalty to the perpetrators of her
crime. The lawyer Salvador Camacho Roldán, a
fundamental character in the intellectual history
of the time, stands out in this case. The thread
that runs through the chapter and constitutes the
central point of reflection is violence on the body
as a practice that should be approved or disapproved according to the subject and the purpose
it serves to harmonize power relations in society.
Keywords: transgression, yerbatería, indigenous
people, violence, punishment, death penalty, Salvador Camacho Roldán.
Introducción
Gloria Valencia de Castaño es conocida en el país como “la primera
dama de la televisión colombiana”. Ella nació el 27 de julio de 1927
en Ibagué, Colombia. Vivió sus primeros doce años de vida en su
ciudad natal, donde asistió al colegio de La Presentación(2)
. En 1939
fue internada por decisión familiar en el Liceo Nacional Femenino
en Bogotá, donde culminó su bachillerato(3)
. Inmediatamente después de terminar ese nivel de formación y con apenas diecisiete
años, comenzó a desempeñar el cargo de secretaria en la Policía
Nacional. En palabras de Gloria Molano Devia, “fue ahí, precisamente, el lugar donde surgió
el amor
imperecedero entre ella y un
bogotano de raigambre antioqueña, Álvaro Castaño Castillo, quien,
por ese entonces, adelantaba su trabajo de grado para optar por su
título de abogado”(4)
. Esta historia mítica de “amor imperecedero” ha
sido repetidamente contada, con más o menos bombos, en los medios de comunicación
colombianos. Es
pública, inclusive, la versión
de Álvaro Castaño Castillo, quien narra la atracción que sintió por
“aquella jovencita” la primera vez que la vio.
En junio de 1947, Álvaro Castaño Castillo y Gloria Valencia de Castaño se unieron en
matrimonio.
En aquel momento en el país comenzaba el periodo denominado por la historiografía como La
Violencia(5)
. En medio del ambiente de polarización y falta de legitimidad política que se vivía, hubo
varios e
importantes esfuerzos
de particulares por abrir espacios educativos que se alejaran de la
lucha bipartidista(6)
. Gloria Valencia de Castaño y su esposo estuvieron a la cabeza de uno de estos. Ellos,
junto con un
grupo de excelsos pensadores que incluía a Eduardo Caballero Calderón, Alfonso
Peñaranda, los hermanos Hernando y Alfonso Martínez Rueda y
Gonzalo Rueda Caro, decidieron abrir una emisora radial con el objetivo de llevar a las
masas la
“alta
cultura”. Así, el 15 de septiembre
de 1950 se inauguró la emisora HJCK: el mundo en Bogotá(7)
.
En las próximas páginas nos vamos a concentrar en el quehacer
radiofónico de Gloria Valencia de Castaño en la HJCK durante las
décadas de 1950 y 1960. Hoy en día siguen siendo muchas las personas que recuerdan a esta
influyente
mujer por su aparición en
programas de televisión como “Carta de Colombia” (RTI Televisión,
1970 y 1979) y “Naturalia” (RTI, 1974 y 1993). Sin embargo, aun cuando
su rol en la televisión la posicionó en la memoria de muchos colombianos, nosotras
sostenemos que su
triunfo en la pantalla chica es
la puntada final de una carrera adelantada y consolidada en la radio. Buscamos entonces
hacer un
recuento de su carrera en diálogo
con el lugar de la radio en la construcción y transformación de “la
mujer colombiana” —como aparece en nuestras fuentes— y de otras
identidades colectivas vigentes en el país durante nuestro periodo
de estudio. Para reflexionar sobre la participación de las mujeres en los medios de
comunicación
masiva
en Colombia y, más ampliamente, para avanzar en los estudios sobre la presencia y
participación de
las
mujeres en la vida pública del país, partimos de algunos
de los programas radiales que ella dirigió y presentó.
Esta investigación busca ser un aporte a la historiografía sobre la
radio en Colombia, en tanto aún es mucho lo que hay por hacer en
este campo. Al respecto, el sociólogo Carlos Eduardo Valderrama
señala el desfase que existe en la cantidad de análisis sobre la televisión, en comparación
con
otros
medios de comunicación masiva
como objeto de estudio, incluida la radio(8)
. Así, al abordar el quehacer radiofónico de Gloria Valencia de Castaño queremos contribuir
a la comprensión de la historia de la radio en Colombia en términos
generales. A nivel más específico, estamos también aportando a la
construcción de la historia de la HJCK, una emisora radial excepcional en la historia del
país por
las
características de sus programas y su prolongado tiempo de duración al aire.
La radiodifusión en Colombia ha sido trabajada principalmente
desde el campo de la comunicación como parte del interés que
tuvieron a partir de los años sesenta algunas instituciones gubernamentales por los usos de
los
medios
de comunicación masiva(9)
.
Desde la disciplina histórica han sido pocos los análisis que se han
hecho al respecto. Resalta el libro Todo viene y todo sale por las
ondas: formación y consolidación de la radiodifusión colombiana,
1929-1954, derivado de la tesis doctoral de la historiadora Catalina
Castrillón Gallego y publicado en el 2015. Allí se reconstruyen la
implementación y el desarrollo de la radio en el país y se problematiza este medio de
comunicación
masiva a lo largo del tiempo,
abriendo ventanas de análisis para futuras investigaciones. Entre
otras, se señala la necesidad de realizar estudios particulares sobre
la actividad radial como un nuevo campo laboral y profesional para las mujeres. Con nuestra
investigación no solo atendemos a este
llamado, sino que partimos del caso particular de Gloria Valencia de
Castaño para continuar resaltando la importancia de la radio frente
a los cambios sociales y culturales del siglo XX en Colombia.
Las fuentes documentales sobre las que se basa este trabajo son registros de
programas
radiales
transmitidos por la HJCK. Nos adentraremos en la década de 1950 a partir de grabaciones del
programa
“Cosas de mujeres” (1951-1955) y en la década de 1960 a través de los
registros disponibles de “El espacio de Gloria” (1965-1966). Del primero de estos programas
contamos
con
dieciocho registros sonoros de una duración que oscila entre los diez y los quince minutos;
y del segundo disponemos de diez registros de aproximadamente
diez minutos cada uno(10). En este trabajo no solo nos acercamos a
los contenidos de dichos programas, sino también a los significados
que llevan consigo los formatos radiales utilizados, pues entendemos que en la radio no
solamente
las
palabras están cargadas de
sentido, sino que los géneros, las estéticas y las formas hacen parte
fundamental del mensaje(11).
En pocas palabras, cuando nos planteamos revisar la participación de Gloria Valencia
de
Castaño
en la radiodifusión colombiana
no solamente nos ocupamos de un individuo y sus actos, sino del medio en el que se da su
agencia y
del
entramado social en el que
dicho medio se encuentra. Cuando Valencia de Castaño habla en la
radio no solamente se trata de ella: habla la radio misma, con sus
formatos, cánones y reglas. Este es, además, un medio cuyo lugar
en el tejido social está en constante transformación, según la interacción con otros medios
de
comunicación masiva(12). Identificamos
entonces que la radio actúa en el entramado social al exponer, reproducir y transformar
discursos,
entre
los que se encuentran debates sobre el rol de las mujeres en la sociedad. Por tanto,
tratamos
cada registro sonoro no solamente como portador de unos contenidos específicos, sino como
parte de
un
medio de comunicación
que significa en sí mismo y que tiene un lugar en la vida cotidiana
de la audiencia.
Al analizar las fuentes encontramos que en los programas de Gloria
Valencia de Castaño existe una presencia de prácticas comunicativas que van y vienen de la
tradición
a
la trasgresión. Su conformidad con ciertas normas de género y de clase la ubicó en un lugar
privilegiado desde el cual pudo realizar pequeñas trasgresiones a lo
largo de décadas. De allí que en este capítulo sostengamos que la
primera dama de la radio y la televisión en Colombia ejerció su labor desde la tradición,
desde las
estéticas legítimas para su tiempo,
pero quebrantando ciertos límites con el uso de la ironía, la opinión
sobre temas de interés público y la visibilización de algunas mujeres que participaron en
espacios
tradicionalmente masculinizados.
Vemos el constante empuje que Gloria Valencia de Castaño realizó
en la radio como un acto trasgresor en cámara lenta; como una
labor cargada de paciencia histórica, pues no rompió de forma contundente con relaciones de
poder en
un
momento dado, sino que
desplazó ciertos límites a lo largo del tiempo.
Entendemos la trasgresión como un problema histórico que nos
remite necesariamente a la norma. Un acto es valorado como trasgresor según una posición de
enunciación
específica, que a su vez
está en constante transformación(13). Lo que ayer fue trasgresor no
necesariamente lo es hoy, o lo que en un contexto geográfico representa un cruce de los
límites
establecidos en otro puede ser una
práctica cotidiana apenas perceptible. En este sentido, “la trasgresión no solo depende de
la
subjetividad, también acaece en un tejido histórico y cultural altamente conectado y
cambiante”(14).
A lo anterior habría que sumarle que las prácticas consideradas
trasgresoras no son homogéneas y no tienen el mismo carácter entre sí. Podemos estar ante
crímenes
como
el homicidio o ante el
cuestionamiento de ciertas normas sin que se incurra en el rompimiento de la ley. La gama de
actos
que
pueden ser observados como
trasgresiones es muy amplia y pasa tanto por la ruptura explícita de
ciertas normas como por la controversia y el dilema en una red de
significados. Bajo este punto de vista, como se dijo, cuando hablamos de trasgresión en el
quehacer
de
Gloria Valencia de Castaño
en la radio no nos referimos a una ruptura de las leyes vigentes en
el momento, sino que hablamos de una variedad de prácticas que
empujaron los límites establecidos en las redes de significados en
las que ocurrieron dichas prácticas.
En esta medida, nuestra investigación pretende contestar algunas
ideas que deslegitiman las luchas feministas por encontrar que, o
bien son innecesarias en tanto los derechos civiles de hombres y
mujeres fueron igualados a mediados del siglo pasado, o bien son
inútiles pues no tienen resultados efectivos y medibles. Nosotras
queremos enfatizar que han sido mujeres de carne y hueso, como
nuestra protagonista, quienes con pequeños y grandes esfuerzos
han ganado a pulso la presencia y representación de nuestro género en la “esfera pública”.
Además,
ponemos sobre la mesa que
muchas discusiones, en las que —por la selección de fuentes primarias y métodos de análisis—
se han
priorizado los puntos de vista
de hombres, también fueron llevadas por mujeres que conversaban
entre ellas en diferentes contextos y espacios, incluido el radial.
Estas mujeres, algunas conocidas y otras anónimas, avanzaron durante años ideas que hoy
están
asociadas
a la construcción de un
mundo más igualitario en términos de género.
Entre el salón de costura y la Constituyente
En 1953 subió al poder en Colombia el general Gustavo Rojas Pinilla
y durante su gobierno se inauguró la televisión en el país. Desde entonces, Gloria Valencia
de
Castaño
apareció también en este nuevo
medio de comunicación. Arrancó presentando “Conozca los autores” (Televisora Nacional, 1953)
y
enseguida
siguió con “El lápiz mágico” (Televisora Nacional y programadora Punch, 1954-1955). Este
último ha sido descrito como “un programa de carácter periodístico,
impregnado de una crítica muy sutil, pero significativa”(15). En él participaron Gloria
Valencia de
Castaño, en su calidad de presentadora, y
tres de los mejores caricaturistas del momento: Chapete (Hernando
Turriago Riaño), (Hernán) Merino y (Enrique) Carrizosa (Castro)
En palabras coloquiales, Valencia de Castaño y estos caricaturistas “le ponían
picante al
asunto
con dibujos de doble sentido y uno
que otro vainazo a la clase política”(16). Su aguda lectura de la realidad político-social,
en plena
dictadura militar, llevó a que “El lápiz
mágico” fuera censurado por el Gobierno y, poco después, cancelado. El mismo año en que esto
ocurrió
se
empezó a transmitir
por la HJCK el programa radial “Cosas de mujeres”. Cada semana,
Gloria Valencia de Castaño —conductora y directora— entablaba
un diálogo con una mujer destacada en campos tradicionalmente
masculinizados, como la política, la educación, la literatura y el
deporte. El formato utilizado buscaba llegar a los oyentes por medio de simulacros de
conversación:
una
supuesta charla de amigas
en la sala de la casa, pero transmitida por radio los martes a las
siete de la noche.
En “Cosas de mujeres”, más que simplemente visibilizar a pioneras en ámbitos que
hasta hacía
poco habían sido exclusivos de los
hombres, se exaltaba a las invitadas por medio de un lenguaje grandilocuente. Esto se
evidencia en
la
forma como Gloria Valencia de
Castaño presentaba a sus entrevistadas y las actividades que ellas
realizaban. Las mostraba como “centrales”, poseedoras de “una vasta cultura y una alta
inteligencia”, y
en ocasiones también de “una
exquisita sensibilidad”. Este tratamiento se les daba no solamente
a las mujeres que efectivamente sobresalían en sus campos, sino
que aplicaba también a quienes eran menos destacadas. Tal es el
caso de la bibliotecaria Gilda de Tello, quien además de trabajar en
el Centro Colombo-Británico participaba de un grupo de teatro
compuesto mayoritariamente por aficionados (The Bogotá Players).
En esta entrevista, Gloria Valencia de Castaño resalta las “actividades destacadas” de la
invitada
que,
según dice, la convertían en “miembro muy principal” del grupo, aunque la postura de la
propia
De Tello al respecto era mucho más moderada(17).
A diferencia de “El Lápiz Mágico”, no encontramos evidencia histórica que sugiera
que “Cosas
de
mujeres” haya sido censurado. Sin
embargo, lo cierto es que se trataba de un espacio con profundos
contenidos políticos que cuestionaba las jerarquías sociales, en especial aquellas asociadas
al
género.
De hecho, podemos decir que
lo que es constantemente “femenino” son las entrevistadas, no a lo
que ellas hacían referencia. Aun así, quizá una de las razones por
las que el programa evadió el control del régimen militar fue la inocencia y apoliticidad
que se le
podía atribuir a algo nombrado como
“cosas de mujeres”: cosas mundanas, cotidianas, irrelevantes. Bajo
este nombre la crítica “sutil pero significativa” —como aquella que
ya había intentado “El Lápiz Mágico”— resultó más permisible. Esto
no parece haber sido accidental.
A lo largo de este apartado sostenemos que Gloria Valencia de Castaño utilizó
conscientemente
las presunciones conservadoras sobre los roles de género para procurar que sus profundos
contenidos
generarán menos recelos. Para no romper el espejismo, las críticas
a las realidades políticas y sociales del país no solían hacerse de golpe. Se construían
mediante
gestos, comentarios e insinuaciones de
forma sutil, pero constante a lo largo de todas las emisiones.
Un primer elemento que nos permite señalar que Gloria Valencia
de Castaño adelantó conscientemente pequeñas y grandes trasgresiones en su programa es que
existen
guiños irónicos en las entrevistas que en ocasiones ponen sobre la mesa lo que de fondo se
está
haciendo. En su diálogo con Amalia Samper Gnecco, directora coral
y pedagoga musical, por ejemplo, el tema principal es la aplicación
de la pedagogía Montesori con niños de cuatro y cinco años a través del canto y las artes.
Sin
embargo,
la entrevista comienza con la pregunta: “Amalia, para no hacer quedar mal a los señores que
aseguran
que
siempre las mujeres estamos hablando de fiestas, modas
o chismes, pues, cuéntame, ¿qué tal el baile de anoche?”(18). Solo después de esto se pasa a
discutir
temas pedagógicos, profundamente
relevantes en un momento en el que se estaba reflexionando sobre
el sistema educativo nacional y se adelantaban diferentes iniciativas públicas al
respecto(19).
Gloria Valencia de Castaño sabía cómo complacer y retar a su público en “la justa
medida”,
para
mantener tradiciones y al mismo
tiempo transgredir. Otro excelente ejemplo de esto es cuando, antes de arrancar su
entrevista con
Isabel
Lleras de Ospina, poetisa
colombiana, Gloria Valencia de Castaño hace un pequeño recuento
de las emisiones previas. Este tipo de ejercicio no era típico de todas las transmisiones,
al
contrario,
aparece como una excepcionalidad en este caso. Valencia de Castaño dice:
Aquí tenemos nuevamente “Cosas de mujeres”. En estas entrevistas hemos escuchado ya
a
Magdalena
Feti de Holguín, hablándonos del museo que dirige, de sus libros, de sus inquietudes. Vino
después Amalia Samper a relatarnos la historia de sus coros. La semana siguiente Margot
Cuellar de
Argaez nos contó cómo formó poco a poco el Bogota Business College; y, como siempre tratamos
cosas de mujeres, hace tres semanas la princesa Kuraki(20) nos habló
deliciosamente sobre su casa de alta costura. Vino luego Josefina
Valencia de Hubach, delegada a la Constituyente, y sin discusión
una de las mujeres más importantes de nuestro país. Finalmente,
la semana pasada, Clara Nieto de Ponce de León se refirió en este
programa a su diaria columna en El Tiempo y a las realizaciones de
su oficina de decoración.(21)
En su recuento, Gloria Valencia de Castaño va y viene entre “las cosas de mujeres” y
las
cosas
tradicionalmente masculinizadas realizadas por algunas mujeres. Para bajar los escudos de
quien
escucha,
se menciona que Feti de Holguín habla de “sus inquietudes”, pero
no se dice que estas tenían que ver con las luchas por el sufragio
femenino; se mencionan los coros de Samper, pero sus reflexiones
sobre pedagogía infantil quedan por fuera; y, sobre todo, se enfatiza
el título del programa. —¿Acaso fui yo quién oyó mal y Gloria empezó a hablar sobre luchas
feministas
cuando estaba hablando de alta
costura? Para las y los oyentes de mediados de la década de 1950,
quienes no podían hacer lo que nosotras y rebobinar el audio para
verificar, preguntas como esta probablemente quedaron sin respuesta más de una vez.
Es muy llamativo que casi todas las mujeres entrevistadas se prestan a la estrategia
utilizada
por Gloria Valencia de Castaño en el
programa. La misma Isabel Lleras de Ospina, por ejemplo, parece
no tener problemas con que la conductora del programa se refiera a ella repetidamente como
“Isabelita”.
Otro ejemplo es la conversación con Clara Nieto, quien es presentada al inicio como
decoradora de
vitrinas. Ya avanzada la entrevista nos enteramos de que,
además, ella escribe para la página social de El Tiempo, un trabajo
que, según dice, realiza luego de las cinco de la tarde cuando termina su trabajo en su
empresa de
decoración de vitrinas(22).
La posibilidad de que Gloria Valencia de Castaño y sus entrevistadas pudieran hacer
juegos y
mezclas entre “las cosas de mujeres”
y los problemas de “interés público” estuvo profundamente respaldada por el medio en el cual
tuvieron
lugar las entrevistas. La radio
ha tenido por décadas la capacidad de irrumpir en el espacio íntimo
y acompañar las actividades cotidianas con voces que, aún siendo
externas, pasan a ser parte de nuestro entorno inmediato. De ahí
que desde los estudios de la comunicación se haya sostenido que la
radio ha demostrado su capacidad para diluir las fronteras existentes entre lo público y lo
privado(23).
Más adelante complejizaremos esta perspectiva que separa “lo público” de lo
“privado”. Por
ahora, basta decir que al concentrarnos
en el caso específico de “Cosas de mujeres” es posible pensar que
cuando se les permite a unas mujeres específicas entrar a “lo público” —en este caso
concreto, al
transmitir sus voces por un medio
de comunicación masiva en horario estelar—, pero bajo formatos de “lo privado” —una
conversación
entre
amigas en la sala de la casa
que escuchamos en nuestra propia sala—, no solamente se diluyen
las fronteras entre lo público y lo privado, sino que, más aún, se reta
la existencia misma de estas fronteras y, sobre todo, la asociación
de las mujeres únicamente con una de ellas.
Para profundizar en este aspecto, a la hora de analizar algunas de
las entrevistas transmitidas en “Cosas de mujeres”, retomamos la
crítica que Nancy Fraser hace a la definición de esfera pública de
Jürgen Habermas(24). Entre otros aspectos, Fraser cuestiona el posicionamiento de Habermas
según el
cual
una multiplicidad de esferas públicas resulta perjudicial para el ejercicio democrático. Por
el contrario, señala cuán ventajoso ha sido para los grupos subalternos —mujeres,
trabajadores,
personas
no blancas, gays y lesbianas, por ejemplo— desarrollar espacios contrapúblicos subalternos
(subaltern counterpublics) para discutir entre ellos, elaborar estrategias y expandir los
espacios
discursivos(25).
En una de las emisiones de “Cosas de mujeres”, Gloria Valencia de
Castaño conversó con la destacada feminista Ofelia Uribe de Acosta. En esa entrevista la
invitada
hace
referencia a espacios que podrían entrar en la categoría de contrapúblicos subalternos,
entre
ellos varias “convenciones femeninas”. Específicamente menciona
su participación en un congreso de mujeres en el que presentó una
ponencia sobre el Régimen Patrimonial en el Matrimonio.
Es altamente probable que Ofelia Uribe de Acosta haga referencia
en su entrevista al Cuarto Congreso Internacional Femenino, que tuvo lugar en Bogotá en
1930, del
cual
participó en calidad de delegada de Boyacá(26). Las ideas presentadas por ella y otras
mujeres
en este congreso tenían el objetivo de influir en el debate sobre el
proyecto de ley reformatorio del Código Civil, que fue presentado
en el Congreso de la República por Enrique Olaya Herrera bajo el
auspicio y revisión del ministro de Gobierno, Carlos E. Restrepo.
Poco después de inaugurarse el congreso, algunas delegadas fueron nombradas para que
se
reunieran con Restrepo y unos cuantos
parlamentarios a fin de invitarlos a la sesión sobre las capitulaciones matrimoniales(27).
Restrepo
y
otros aceptaron la invitación. Gracias a ello se logró que el congreso femenino entrara en
diálogo
con
espacios tradicionales de decisión política y que la agenda de las
feministas avanzara respecto a los derechos civiles de las mujeres.
Tan solo dos años más tarde se reformó la situación jurídica de incapacidad civil de
las
mujeres
casadas mediante la promulgación
de la Ley 28 de 1932. Se consiguió que tuvieran la libre administración y disposición de sus
bienes(28).
Pese a la robustez de esta
victoria, en la entrevista que Ofelia Uribe de Acosta le concede a
Gloria Valencia de Castaño no se hace ninguna mención explícita a
la importancia de que los espacios públicos subalternos de mujeres
entren en diálogo con aquellos tradicionales de decisiones políticas. En cambio, sí se hace
bastante
énfasis en la necesidad de que las mujeres entren a la esfera pública hegemónica
consiguiendo su
nombramiento en cargos públicos, como, por ejemplo, en los ministerios. Siguiendo a Fraser,
podemos
decir que la ocupación de
cargos públicos por parte de mujeres resultaría ventajosa para los
intereses feministas en tanto las designadas participaran también
de otros espacios donde los intereses feministas se conceptualizaran, es decir, espacios
donde se
elaborara un lenguaje y se definieran unas prioridades colectivas.
Respecto a “elaborar un lenguaje”, vale la pena identificar el modo
en que Ofelia Uribe de Acosta y Gloria Valencia de Castaño se refieren a las luchas de las
mujeres.
Al
inicio del programa, la conductora
presenta a Uribe de Acosta como una “mujer de gran inteligencia”
que pertenece al grupo de mujeres precursoras del “movimiento
feminista colombiano”(29). Sin embargo, durante el resto de la entrevista se habla de
movimiento
femenino
y se hace referencia a “la
tercera fuerza femenina” y a la “organización femenina actual”.
El uso de la palabra feminista al inicio del programa y su desaparición en el resto
de la
transmisión nos hace pensar que la primera
alusión pudo deberse a un lapsus, al olvido momentáneo de que
se estaba haciendo un simulacro de lo privado. El término feminista, como en otras
latitudes,
probablemente no era visto en Colombia como estratégico a la hora de entrar en las esferas
públicas
hegemónicas para la conquista de ciertos derechos(30). Valencia de
Castaño y su entrevistada sabían que se requería utilizar lenguajes
velados que no generan tanto escozor.
Así, vemos que para mediados del siglo XX en Colombia mujeres
como Ofelia Uribe de Acosta parecen haber no solo logrado conceptualizar sus intereses
políticos,
sino,
además, utilizar un lenguaje estratégico para avanzar en sus objetivos. Lastimosamente, su
caso no corresponde a la regla. En Colombia, una mayor presencia
de mujeres en la política no significó automáticamente una mayor representación de los
intereses
feministas. Durante estos años
hubo cada vez más mujeres nombradas en cargos públicos. Rojas
Pinilla, por ejemplo, encargó durante su gobierno a su hija María
Eugenia Rojas de la administración de programas de bienestar social y nombró a la primera
gobernadora y
a la primera ministra. No
obstante, dicha presencia de mujeres en lo público no llevó los intereses feministas a estas
esferas
públicas hegemónicas. Maria Emma
Wills trata ampliamente este fenómeno en su tesis doctoral. En sus
palabras, “pueden ingresar más mujeres a la política [...] pero estas
trasgresiones de presencia no convierten a sus gestoras automáticamente en portadoras de
voces
disidentes frente a las concepciones de la feminidad y la masculinidad imperantes”(31).
Para fortuna de todas, más allá del desbalance que Wills describe entre presencia y
representación en el caso colombiano, hubo,
por supuesto, mujeres que como Ofelia Uribe de Acosta llevaron a
espacios públicos hegemónicos los intereses feministas. Valdría la
pena recordar por ejemplo a Josefina Valencia de Hubach, a quien,
como se señaló arriba, también entrevistó Gloria Valencia de Castaño en su programa y quien
fue,
además,
justamente la primera
gobernadora nombrada por Rojas Pinilla. Valencia de Hubach y Esmeralda Arboleda de Uribe
fueron las
encargadas de representar
a la “organización femenina” ante la Asamblea Nacional Constituyente (ANAC) de 1954. En
“Cosas de
mujeres”, Valencia de Hubach
declara que confiaba en que habría otra mujer además de ella en las
deliberaciones de la ANAC, pero hace énfasis en que “en el caso de haber sabido que iría yo
sola,
habría
aceptado, no como un honor o
una situación personal, sino porque no era posible después de haber pedido representación a
nombre
de la
organización femenina,
rehusarla por el temor de quedarse sola”(32).
En este punto, vale la pena volver a la protagonista de este capítulo: Gloria
Valencia de
Castaño. Ella, no en el campo de la política
sino en el de los medios de comunicación, invirtió la paradoja de la
presencia y la representación descrita por Wills. En ese momento, en la radio cultural no
había
muchas
mujeres locutoras, por no
mencionar siquiera escritoras y directoras de programas. Entre las
pocas resaltan Cecilia Fonseca de Ibáñez como locutora en la Radio Nacional y Marta Traba
como
crítica
de arte en los medios de
comunicación masiva(33). Sin embargo, Gloria Valencia de Castaño
logró avanzar ideas trasgresoras sobre el rol de la mujer en la sociedad y su capacidad de
ser
gestora y
comunicadora de la cultura,
las artes y la política.
Presentó sus ideas no solamente en sus “conversaciones entre amigas”, sino en el
medio de
comunicación masiva que es la radio. La
misma diferenciación entre qué es público y qué es privado es un
campo de contestación discursiva; no existen barreras naturales
entre una y otra cosa. Valencia de Castaño lo supo y saltó a la cuerda con esta
diferenciación, se
movió
entre lo mundano y lo político,
y recolocó lo tradicionalmente femenino y lo trasgresoramente feminista del lado que mejor
le
convenía
con cada nuevo brinco.
Según Fraser, las etiquetas de público y privado suelen deslegitimar
unos intereses, puntos de vista y temas, a la vez que valorizan otros(34).
Esto generalmente resulta ventajoso para grupos e individuos dominantes, y desventajoso para
sus
subordinados. Pero Valencia de
Castaño no solo retó las divisiones tradicionales y las jerarquías
asociadas a estas, sino que justamente aprovechó elementos de las
jerarquías para contestarlas, sutilmente, pero con firmeza.
El simulacro de lo privado que es “Cosas de mujeres”, en la práctica
permitió poner en la esfera pública debates que algunos pudieron
considerar que no pertenecían a ella. Gloria Valencia de Castaño, ya
desde la década de 1950, logró posicionar temas de gran relevancia
política y cultural entre aquellos que las mujeres podían discutir
públicamente. Ella logró que sus palabras no solo no fueran censuradas por la dictadura
militar,
sino
que pudieran ser admisibles
en las salas de muchas casas, y que su voz y figura fuesen inclusive
legitimadas y respaldadas por su medio y sus colegas, como se verá
con mayor profundidad en la siguiente sección.
Gloria Valencia de Castaño abre nuevos espacios
En la década de 1960 comienza a transmitirse por la HJCK “El espacio de Gloria”, un programa
conducido
por “la figura femenina
más popular de Colombia: Gloria Valencia de Castaño”(35). No encontramos información
específica
sobre el
horario en el que se hacía
la emisión, sin embargo, a partir de la revisión de lo consignado
en la catalogación de Señal Memoria, así como de nuestra propia
escucha atenta al material sonoro disponible, podemos deducir algunos elementos. “El espacio
de
Gloria”
se trató de un programa que pretendía acompañar “los oficios del hogar”(36) y era, al
parecer,
transmitido todos los días por la mañana, tal vez con la excepción
de los fines de semana. Esto lo suponemos por el cierre habitual de
cada transmisión, donde una voz masculina dice “Gloria las espera
mañana y a la misma hora”(37).
En las transmisiones de este programa ya no oímos una conversación entre mujeres,
sino que
escuchamos a una en particular que se
dirige directamente al público para opinar y discernir sobre temas
de interés general. Gloria Valencia de Castaño se remite explícitamente a un público
femenino, a la
vez
que trata asuntos tradicionalmente masculinos, como el flujo de capital o los usos políticos
de la publicidad. Identificamos, pues, un paso de la visibilización
de mujeres concretas y su agencia en la década de 1950 a un posicionamiento de la voz
femenina que
sienta puntos de vista, discute
e incluso juzga y afirma, sin necesidad de acudir al simulacro de
una conversación íntima. Dicha voz se refiere a su público como
“la mujer colombiana”, una figura retórica que nos da elementos
para reflexionar sobre la construcción de identidades colectivas
por medio de la radio en la década del sesenta en el país.
En el contexto del Frente Nacional, Gloria Valencia de Castaño continuó apareciendo
en la
televisión en programas como “El mundo
infantil” (Punch, 1959-1960) y “Feliz cumpleaños Ramo” (RTI, 1964-
1969). En esa misma época, RTI (Radio y Televisión Interamericana)
la invitó a participar como presentadora en dos de sus programas
estrella: “Haga lo que haga, Milo le paga” y “Aerocóndor en el Aire”.
La continua presencia de Gloria Valencia de Castaño en la televisión colombiana no fue en
detrimento
de
su quehacer en la radio.
Como afirman las comunicadoras Ángela María Carreño y Ángela María Guarín, “la presencia de
Gloria
Valencia de Castaño fue
fundamental, no solo para la HJCK sino para toda la radio colombiana”(38). Incluso
podemos
decir
que su presencia en ambos medios de
comunicación masiva la fue posicionando como una figura llamativa e importante para el
entonces
llamado
“desarrollo cultural” del
país. Esto es crucial a la hora de escuchar los archivos sonoros en
los que la voz de Valencia de Castaño quedó registrada en la década
de 1960, pues no se trataba de alguien marginal, sino de una mujer
que ya tenía una trayectoria en la radio y que había entrado con éxito en la televisión.
Estamos,
pues,
ante una voz femenina cargada
de credibilidad y legitimada por su gremio.
A diferencia de otros muchos casos en los que el trabajo y las ideas
de mujeres son adjudicadas a sus esposos, o por lo menos sus contribuciones a proyectos
adelantados
en
pareja son minimizadas,
Gloria Valencia de Castaño y Álvaro Castaño Castillo fueron vistos
y mostrados como pares. En las efemérides que la HJCK celebraba
con motivo de algunos aniversarios solía narrarse la fundación de
la cadena radial y se ponía a Valencia de Castaño como parte del
grupo de personas que se interesaron por promover contenidos
educativos y culturales al aire.
Asimismo, al escuchar los archivos sonoros de la HJCK que se encuentran en Señal
Memoria,
podemos oír cómo las voces masculinas que rodeaban a Gloria Valencia de Castaño la
enaltecían. En
una entrevista que le hicieron desde la Organización de Estados
Americanos (OEA) en Washington en 1960, por ejemplo, se oye lo
siguiente: “amigos de las Américas, en la voz de la OEA en Washington, tenemos hoy la visita
de la
primera figura femenina de la
televisión colombiana, es Gloria Valencia de Castaño, animadora, comentarista y directora de
programas”(39). No hay duda de que la
voz de Valencia de Castaño tenía entonces un lugar privilegiado en
este mundo de lo sonoro que llegaba a muchos hogares por medio
de la radio en las décadas de 1950 y 1960 en Colombia.
Para comprender los archivos sonoros en la red de significados
en la que fueron emitidas estas ondas, consideramos pertinente
no solo identificar cómo era vista la figura de Gloria Valencia de
Castaño, sino caracterizar a la radio como medio de comunicación
masiva. En la década de 1960 esta era utilizada para “modelar la
conciencia de quienes oían”. Se creía que era un medio privilegiado
para realizar esta función en tanto tenía la capacidad de entrar en
la intimidad de las personas(40).
Más aún, la radiodifusión en Colombia llamó la atención como instrumento de cambio
social,
en
vista del efecto que tuvo la toma de
la Radiodifusora Nacional en 1948 durante el Bogotazo para movilizar masas. Así, para la
década de
1960,
ya pasado el gobierno
militar de Rojas Pinilla, los medios de comunicación masiva eran
vistos como herramientas eficaces dentro de los planes de desarrollo, tanto urbano como
rural, que
se
estaban adelantando en el país.
Muestra de ello es el hecho de que instituciones públicas y privadas
como el Instituto Agropecuario Colombiano (ICA) y la Asociación
Cultural Popular (ACPO) mostraron un gran interés por generar conocimiento sobre las
comunicaciones(41).
Entre las iniciativas privadas cuyos principios de desarrollo cultural estuvieron en
sintonía
con los objetivos de la radio pública
se encuentra también la HJCK, donde se transmitía “El espacio de
Gloria”(42). En este sentido, la radio como “instrumento de cultura”
ocupó a diferentes sectores de las élites colombianas, quienes adelantaron propuestas
comunicativas
más
allá de las instituciones
gubernamentales. Este medio se utilizó entonces para educar, informar y, en general, para
envolver a
las
masas con unos criterios
de estética y unas opiniones concretas propias de lo que las gentes
de radio llamaron “alta cultura”.
La capacidad envolvente de la radio hace referencia al hecho de
que un grupo de personas distanciadas físicamente oyen al mismo
tiempo unos mismos contenidos, una misma música, unas mismas
voces. Este efecto envolvente junta de cierto modo a los y las oyentes que están
corporalmente
distantes. De este modo se formaron
públicos, identidades grupales y cultura de masas en los contextos
donde la radio jugaba un papel protagónico(43), como en la Colombia
de la segunda mitad del siglo XX. Teniendo en cuenta lo anterior podemos decir que la voz de
Gloria
Valencia de Castaño sonaba por
medio de un artefacto cuyo papel en la sociedad estaba sujeto en
gran medida a los planes de desarrollo que se adelantaban en ese
momento en el país, tanto desde el sector público como del privado, y a unos criterios
estéticos
propios
de una élite cuyos referentes culturales provenían especialmente de Europa(44).
Ahora, para comprender mejor los contenidos de “El espacio de
Gloria” es importante tener en cuenta también que para los años en
los que se transmitió este programa la televisión ya hacía parte de la
constelación de medios de comunicación masiva en Colombia. Esto
generó movimientos en cuanto a los significados y usos de la radio.
Antes de que se introdujera la televisión en el país, la radio cumplía,
entre otras, la función de entretener. Por ello, en la década de 1940,
además de los programas informativos y educativos, se transmitían
conciertos en vivo y radioteatros(45).
Con la llegada de la televisión en 1954 inició la transmisión de teleteatros como
una de las
primeras modalidades de ficción televisiva,
con la participación de actores provenientes de la Radiodifusora
Nacional(46). De este modo, la televisión pasó a asumir el papel de entretención, dejándole
a la
radio
las
noticias o los reportajes más
especializados. Así, para los años en que se transmitió “El espacio
de Gloria” (1965-1966) la radio hacía parte de la vida cotidiana y
acompañaba las actividades diarias con música y, sobre todo, con
programas educativos e informativos.
En “El espacio de Gloria” Valencia de Cataño se dirigía a su público en el femenino
de la
primera persona plural. Para la Navidad de
1965, por ejemplo, dice: “espero que volvamos a reunirnos a nuestras charlas de cada mañana”
para
seguir
conversando sobre “cosas
de todos los días”(47). Nos parece importante aclarar que en nuestra
investigación no nos ocupamos de quienes escuchaban el programa radial que estamos
analizando. No
caracterizaremos al grupo
de personas que efectivamente oían de forma habitual la voz de
Valencia de Castaño mientras realizaban sus oficios en el hogar. A
partir del material del que disponemos podemos dilucidar en qué
consistía ese “nosotras” al que hacía referencia desde el punto de
vista de quien emitía la información. Es audible el esfuerzo que hizo
Valencia de Castaño por generar públicos e identidades colectivas,
pues con su lenguaje agrupaba a un conjunto imaginario de mujeres. Dicho imaginario es lo
que nos
ocupa
en estas páginas(48).
Así, una vez caracterizada la radio y el rol que pudo tener en la sociedad
colombiana de los
años sesenta, podemos pasar a revisar la
idea de “mujer colombiana” que Gloria Valencia de Castaño agrupó bajo el concepto de
“nosotras” en
sus
programas matutinos. En
una de las transmisiones de “El espacio de Gloria” se habla sobre
el papel de las mujeres en la sociedad y en el mundo laboral en Colombia. Allí nos dice que
“vivimos
muy
poco enteradas de cosas
que nos atañen y de cosas que son importantes para nuestro país,
para nuestros Gobiernos”(49). Este inicio del programa no solamente
les hace eco a las entrevistas de “Cosas de mujeres”, analizadas en
el apartado anterior, donde mujeres como Ofelia Uribe de Acosta y
Josefina Valencia de Hubach hablaron de sus actividades en el movimiento femenino
colombiano. Es una
invitación sobre todo para
que mujeres del común —es decir, que no ocupan cargos públicos
ni tampoco pertenecen a las altas esferas de movimientos sociales—
estén enteradas de la política. Decía:
Cada día todas tenemos que tratar, en la medida de nuestras posibilidades, de estar
al tanto
de
todas estas cosas que conforman el
mundo de lo contemporáneo y, concretamente, nuestra realidad.
[...] Si cada día sabemos un poquito más, si cada día tratamos de
enterarnos mejor de todas las cosas que atañen a lo mejor que tiene que ver con lo nuestro,
entonces
eso
será bueno para nosotras,
para nuestro hogar, para nuestros esposos.(50)
Es interesante oír cómo Valencia de Castaño hace explícito que su
llamado no va en contra, sino a favor de la institución de la familia,
punto que se desarrollará más adelante. Por ahora, lo que queremos resaltar es que se
construye esta
categoría imaginaria de un
“nosotras” como sujetos políticos.
En la misma emisión, luego de expresar la necesidad de que las
mujeres se mantengan enteradas de asuntos importantes para sí
mismas, para sus hogares y para su país, comenta una investigación
que realizó la colombiana Libia Stella Melo. Allí invita a sus oyentes a apoyar el trabajo
de la
autora,
quien, según dice Valencia de
Castaño, “recopila a centenares y centenares de mujeres de todo el
país que se dedican a diversas actividades”(51). Aun cuando no se hace mención explícita del
título
del
libro, creemos que se trata de Valores femeninos de Colombia, publicado en 1966. Entre las
“cientos
de
mujeres” recopiladas en esta publicación se encuentra Ofelia Uribe
de Acosta. Esto nos lleva a pensar en que el libro de Libia Melo y el
programa radial que analizamos en el apartado anterior, “Cosas de
mujeres” (1951-1955), hacen parte de una misma red de esfuerzos
colectivos por visibilizar y poner en valor el quehacer de las mujeres a mediados del siglo
XX en el
país.
Después de una pausa musical, Valencia de Castaño comenta nuevamente sobre el libro
de Melo:
“es
el primer intento serio que se
hace en recopilar, en una especie de directorio nacional, las mujeres importantes de nuestro
país
con
sus distintas actividades,
con sus diversas realizaciones”(52). Enfatiza en el tiempo que duró
la investigación y presenta el libro como “herramienta de consulta”,
como referente para las lectoras, en donde pueden revisar diversas
actividades que en ese momento realizan las mujeres en Colombia.
Valencia de Castaño dice explícitamente: “la verdad es que yo pienso que un esfuerzo
como
este
merece por parte de todas nosotras
no solo una felicitación realmente calurosa, sino además un apoyo
especial”(53). En este sentido, la categoría de mujer colombiana y el
grupo de mujeres al que se refieren las locuciones hacían parte de
un esfuerzo por formar sujetos que se apoyaran mutuamente, consolidando así un “nosotras”
sororo.
Más
aún, así como en el libro de
Melo “hay desde las maestras hasta las científicas, pasando absolutamente por todas las
profesiones”,
las mujeres que se encuentran
bajo el “nosotras” de Gloria Valencia de Castaño son aquellas de
quienes no solo se espera apoyo para Melo, sino que trabajen y se
muevan de forma destacada en todos los espacios de la sociedad.
Encontramos en ese mismo sentido audios de “El espacio de Gloria”
en los que se apela a las mujeres como sujetos capaces de comentar “cosas serias”, de opinar
y tener
responsabilidad frente a temas que
se estaban debatiendo en distintas esferas públicas, pero “como
quien no quiere la cosa”. Este es el caso de un par de transmisiones
en las que se habló de fuga de capitales bajo comentarios sobre una
revista femenina extranjera, por un lado, y de los usos de la publicidad en planes de
desarrollo,
por
otro.
En el primer caso Gloria Valencia de Castaño no establece una separación entre lo
que es
serio y
lo que no. Lo que hace es un llamado a entender las acciones individuales como parte de la
economía
nacional. Dice que “nosotras a veces somos un poco inconscientes
cuando elegimos lo que nos gusta o lo que nos complace. Un poco
a tontas y locas a veces”(54). Nos pide en cambio ver la gran escala y
responsabilizarnos de los efectos que pueden tener en el país acciones cotidianas. Se queja
del
hecho de
que se esté consumiendo
una revista “que está financiada exclusivamente a base de anuncios de nuestro país, [...]
que está
siendo editada en un país distinto al nuestro y que, además, todo el producto de estos
avisos sale
limpiamente de las fronteras colombianas, convertido en dólares
que vuelan sin que nosotras los volvamos a ver”(55). Así, para Gloria
Valencia de Castaño, el acceso a las recetas y las historias románticas requiere una
reflexión
patriótica.
En el segundo caso, se habla “de algo que nos rodea a todas, todos
los días, en todos los momentos”: la publicidad. Aquí Valencia de
Castaño diferencia los usos “frívolos” de los usos “serios” que se
hacen de la publicidad en diferentes contextos. A su vez, estratégicamente difumina las
barreras de
estas divisiones para incluir a
las mujeres en los debates que le interesan. Dice cosas como: “si
quieren sigamos hablando de este tema, que es serio pero que para
nosotras conversándolo así simplemente en una mañana puede no ser tan serio como parece, ¿no
creen?”(56).
Es decir, al tiempo que se
opina respecto a temas “serios”, como los usos políticos de la publicidad, se hacen
comentarios que
velan o disminuyen esa seriedad
para que sean admisibles cuando salen de una voz femenina. Es una
estrategia para entrar en debates tradicionalmente masculinizados
sin representar una amenaza para los roles de género dominantes
en ese momento. Así, volvemos nuevamente a un punto ya mencionado en el apartado sobre
“Cosas de
mujeres” para tener una nueva
perspectiva sobre la trasgresión de largo aliento de Gloria Valencia
de Castaño.
A partir de los archivos sonoros que hemos analizado podemos decir que la idea de
“mujer
colombiana” que Gloria Valencia de Castaño cobijó con un “nosotras” en su programa matutino
de la
década
de 1960 hace referencia a una mujer que se informa, celebra los
logros de otras mujeres, participa en asuntos políticos y opina sobre temas de interés
público. En
el
discurso de Valencia de Castaño esta mujer no representaba un peligro para “su hogar”, es
decir,
para el modelo de familia hegemónico a mediados del siglo XX
en Colombia.
Este tipo de posicionamiento es implícitamente tranquilizador en
el marco de debates que se venían dando por décadas sobre cómo
la igualación de derechos civiles sin distinción de sexo, así como la
participación de las mujeres en espacios educativos y de decisión
política, podrían afectar la estabilidad de la institución de la familia.
En la década de 1930, durante la época de la batalla por el acceso
a la educación superior para las mujeres, estaba la preocupación
de que el conocimiento profesional rompiera con la división sexual
del trabajo y, por ende, con la base de las estructuras familiares(57).
Asimismo, en los debates en torno al derecho al voto femenino
también aparecieron voces de duda que argumentaban que “otorgar derechos a la mujer, y
particularmente a
la casada, implicaba
la disolución de la familia o del matrimonio”(58), pues habría peleas
entre los esposos que podrían resultar inclusive en divorcios. En
oposición, “las feministas argumentaron que la participación de la
mujer en la vida ciudadana llevaría a una comunidad moral más solidaria”(59). En esta línea
se
inserta
Valencia de Castaño cuando hace
énfasis en que la participación y agencia por parte de las mujeres
en asuntos gubernamentales y “públicos” son indispensables para
el desarrollo del país, pues “el avance de la mujer” es para ella “el
avance de la cultura”(60).
La caracterización que Valencia de Castaño hace de ese “nosotras”
va más allá de juntar con su lenguaje a un grupo de mujeres. Ella inclusive se pone a sí
misma como
ejemplo de “la mujer colombiana”
de la que habla, como lo prueban otras piezas del archivo consultado. En una de las
transmisiones de
1966 hace una descripción de
Popayán, una ciudad colombiana que se encuentra al suroccidente del país, sobre la
cordillera
occidental. Aun cuando Valencia de
Castaño llega a esta ciudad con motivo del Primer Festival Nacional de Cerámica, su
descripción se
centra en la arquitectura colonial, el paisaje urbano y la vida universitaria. Compara
Popayán con
otras ciudades para diferenciar lo “bonito” de lo “feo”, generando
así unas nociones estéticas y una opinión concreta sobre la ciudad
y su gente.
Además, los adjetivos que adjudica a la ciudad los utiliza también
para describir a la gente que la habita: “carácter lleno de sobriedad”,
“gracia escondida”, “cosa suave, discreta, de infinita elegancia”. En
cuanto a los jóvenes universitarios, se refiere a ellos como “gentes
que están estudiando las cosas de hoy, gentes que están pensando como se piensa en los
sitios de más
avanzada en el mundo entero”.
Ya iniciado el programa escuchamos:
“muchas de ustedes se estarán preguntando, pero qué importancia tiene para nosotras
el que
Gloria nos diga sus experiencias personales. Saben una cosa, yo creo que sí tiene
importancia.
Tiene importancia porque no son las experiencias de Gloria, son
las experiencias de una colombiana, las sensaciones de una colombiana frente a una ciudad
nuestra”(61).
De
este modo, se sostiene
que lo que le sucede a Gloria Valencia de Castaño, le ocurre a una
mujer colombiana y, por lo tanto, concierne a las mujeres como
grupo identitario.
Podemos concluir este apartado recordando que “El espacio de
Gloria” fue presentado como aquel de “la mujer colombiana”. Es
importante reiterar que no nos referimos a un grupo de mujeres
caracterizado demográficamente, sino a la idea de mujer que Gloria
Valencia de Castaño construyó por medio de la radio en Colombia.
Es audible, además, que ella tenía noción de las lógicas que regían
el medio de comunicación masiva por medio del cual llegaban las
ondas sonoras a la intimidad de varios hogares. Al parecer, reconocía la capacidad que
tienen los
medios
de comunicación para
crear identidades colectivas y utilizó la radio para formar una idea
de “mujer colombiana” por medio de pequeñas pero constantes
menciones. Ella utilizó, además, modelos, lenguajes e ideas tradicionales respecto al rol de
las
mujeres
en la sociedad para avanzar
en la inclusión y presencia de las mujeres en todos los contextos y
espacios sociales, al unísono con las conquistas de derechos civiles
que otras colombianas llevaban adelantando desde hacía décadas
en el país.
Conclusión
La voz de Gloria Valencia de Castaño irrumpió en la intimidad de
muchas familias como la voz de una dama, con contenidos y estéticas tradicionales en cuanto
a los
roles
de género de la época, pero
traspasando los límites de aquello que se enmarcaba dentro de lo
masculino y lo femenino, como la participación política o la conciencia económica a la hora
de
consumir
cualquier producto. Así,
identificamos que su conformidad con ciertas normas de expresión
de género —como su voz, los formatos radiales que utilizó y la presentación “velada” que
realizó de
los
temas centrales— le permitieron al mismo tiempo avanzar con la reconceptualización de los
roles asociados a las mujeres. Lo anterior evidencia una trasgresión
de largo aliento por parte de Gloria Valencia de Castaño realizada
desde modelos y lenguajes tradicionales a lo largo de décadas, pero
superando los límites establecidos en términos de género en cuanto a los espacios en los que
las
mujeres
tenían voz y agencia.
A partir de lo anterior queremos ir un poco más allá en cuanto al
quehacer de Gloria Valencia de Castaño en la radio y su importancia respecto a las
diferentes luchas
feministas que tuvieron lugar
en la segunda mitad del siglo XX. Como ya hemos mencionado, por
un lado, Valencia de Castaño visibilizó y enalteció el trabajo de varias mujeres en
diferentes
ámbitos
y, por otro, puso en boca de una
mujer temas “serios” y reflexiones que para las décadas de 1950 y
1960 habían sido asociadas a lo masculino. Estas trasgresiones en
cuanto a los estereotipos de género estuvieron cargadas de paciencia histórica, al darse de
forma
constante durante años, sin romper
de tajo con ciertas normas estéticas. Dichas trasgresiones —sutiles,
constantes y veladas—, suelen pasarse por alto al no ser, precisamente, “ruidosas” o
“contundentes”.
Nosotras queremos resaltar la
importancia de lo sutil en la lucha por espacios de participación y
de inclusión de los grupos subalternos en los contextos hegemónicos. Esta forma de
trasgresión no es
necesariamente la ideal ni
la ponemos por encima o por debajo de otras formas. Es una más,
valiosa e interesante en sí misma.
La perspectiva en la que diversos actos pueden ser leídos como
trasgresores y oídos como disonantes nos permite diversificar la
mirada hacia el pasado y afinar la escucha de aquella información
que se nos puede estar dando con guiños, susurros e ironías. Por
esto, las y los invitamos a seguir revisando las fuentes sonoras que
hacen parte de los programas que nosotras analizamos en estas páginas. Más aún, invitamos a
revisar
con
perspectiva de género todo
el material radiofónico que hace parte del archivo de la HJCK y de
la Radiodifusora Nacional de Colombia.
Este archivo no solamente tiene información para seguir indagando sobre la historia
de la
radio
en el país y el lugar que las voces
femeninas tuvieron en este medio de comunicación. Consideramos
también pertinente y necesaria una revisión exhaustiva y curiosa
de estos registros radiales para abordar actores y luchas sociales
que son difíciles de rastrear en otros archivos, pero que por fortuna
dejaron una huella en las cintas magnéticas. Mujeres en la educación, feminismo barrial,
imaginarios
sobre el campo y la ciudad, y
participación política de las mujeres fuera de Bogotá son solo algunos de los temas que
nuestra
aproximación nos permitió identificar
en estas fuentes.
Específicamente sobre el material sonoro en el que la voz de Gloria
Valencia de Castaño dejó su registro aún es bastante lo que falta
por revisar y estudiar: las entrevistas que le hicieron otros locutores a Gloria Valencia de
Castaño,
los comentarios de ella en programas de otras personas, su participación en algunos
radioteatros,
las transmisiones radiales del programa de televisión “Carta de Colombia” son ejemplos del
inmenso
registro que se encuentra en el
archivo de Señal Memoria asociado a ella. Este material resulta ser
tan amplio, rico y extenso que el análisis de la carrera de Valencia
de Castaño no se agota en absoluto con esta investigación.
Ahora bien, la ventana que nosotras abrimos respecto al quehacer
de ella en la radio logra iluminar su carrera para futuras investigaciones. Dejamos sobre la
mesa
que,
más adelante, cuando se da el
clímax de su carrera con “Carta de Colombia” (RTI Televisión, 1970 y 1979) y “Naturalia”
(RTI, 1974
y
1993), no estamos simplemente frente
a una “presentadora” —como los créditos de estos programas sugieren—, sino ante una
periodista con
una
carrera ya consolidada
y cuyo trabajo guardó siempre una coherencia editorial a pesar de
estar dividido entre la radio y la televisión(62).
Así, la carrera de Gloria Valencia de Castaño nos muestra nuevamente que la historia
de la
televisión guarda una estrecha relación
con la historia de la radio, como ha sido ampliamente sostenido por
la historiografía. La radio fue parte de un sistema en el que coexistió
con otros medios de comunicación, donde no hubo necesariamente anulación, sino diálogo y
flujo de
formatos, contenidos y voces.
De ahí que esta investigación en términos más generales aporte a
la comprensión de ambos medios de comunicación y adelante esfuerzos para futuros análisis en
estos
campos.
Notas:
1 Una versión previa de este trabajo fue presentada en el grupo de investigación
“Relaciones Internacionales e Historia Transnacional” en junio de 2020. Agradecemos la
generosa
retroalimentación que recibimos y, particularmente, las sugestivas propuestas de
bibliografía y
metodología brindadas por la profesora Gisela
Cramer y por Nayeli Andrade Fajardo.
2 Gloria Molano Devia, “Gloria Valencia de Castaño. Una mirada al imaginario de
una niña que quiso ser maestra”, en Tolimenses que dejan huella, vol. 4 (Ediciones Unibagué,
2017),
32,
http://repositorio.unibague.edu.co:80/jspui/handle/20.
500.12313/88.
3 El desplazamiento de Valencia de Castaño hacia Bogotá hizo parte del masivo
movimiento migratorio del campo a la ciudad que se dio en Colombia durante el
siglo XX. En 1938 la proporción de habitantes urbanos en el país era del 31%. Este
número se elevó al 39% en el censo de 1951, y para 1964 ya había alcanzado el 52%.
David Bushnell, Colombia: Una nación a pesar de sí misma. Nuestra historia desde
los tiempos precolombinos hasta hoy (Bogotá: Planeta, 2007), 295.
4 Molano Devia, “Gloria Valencia de Castaño. Una mirada al imaginario de una niña
que quiso ser maestra”, 33.
5 Bushnell, Colombia, 291.
6 Un ejemplo de esto en la fundación de la Universidad de los Andes en 1948 por
Mario
Laserna,
Francisco Pizano de Brigard, Alberto Lleras Camargo y Nicolás Gómez
Dávila. Este grupo de hombres buscó fundar una institución de educación superior
independiente y al
margen de las pugnas bipartidistas del momento, enfocada
en la producción de conocimiento y la profesionalización de ciertas disciplinas.
7 Lamicé Mira Restrepo, “¿Quién era Gloria Valencia de Castaño, la primera dama
de la televisión colombiana?”, Desde la Biblioteca, vol. 48 (2014): 18.
8 Carlos Eduardo Valderrama, “La investigación en comunicación en Colombia
(1980-2004)”, Nómadas (Col), vol. 31 (octubre 2009): 267.
9 Ver Valderrama, 2009.
10 Estos archivos sonoros se conservan en la Fonoteca de Señal Memoria dentro
del Sistema de Medios Públicos del país. Para esta investigación nosotras accedimos a los
recursos
digitales disponibles en línea. El primer encuentro con este
material sonoro se dio en el 2017 mientras Daniela Moná Ramírez trabajó como
catalogadora en la Fonoteca de Señal Memoria. Durante la catalogación y gracias
a la interlocución con el equipo de trabajo, surgieron muchas de las preguntas e
inquietudes que guiaron esta investigación.
11 El historiador Fabio López de la Roche señala la importancia de los géneros y los
formatos que se utilizan en los medios de comunicación masiva a la hora de historizar los
mismos. En
el
análisis de los medios de comunicación a lo largo del tiempo es necesario ver los géneros
como
formas
desde las que se producen ciertas
representaciones sociales y la comunicación misma. Ver: Fabio López de la Roche,
“Presentación del dossier sobre historia de los medios de comunicación social y
del periodismo en Colombia”, Historia Crítica, vol. 28 (septiembre 2004): 7-19.
12 Respecto al papel que cumple la radio en la sociedad colombiana, ver: Catalina
Castrillón Gallego, Todo viene y todo sale por las ondas: formación y consolidación
de la radiodifusión colombiana, 1929-1954, primera edición, Clío (Medellín, Colombia:
Editorial
Universidad de Antioquia, 2015) y Nelson Castellanos, “La radio colombiana, una historia de
amor y
de
olvido”, Signo y Pensamiento XX, vol. 39 (2001):
15-23. Respecto a la importancia de la radio para la cultura popular o de masas en
otros contextos geográficos, ver: Oscar Bosetti et al., “El consumo radiofónico en
las décadas de 1960 y 1970: un acercamiento a la historia de la radio desde la perspectiva
de las
audiencias” (Carrera Comunicación Social, Universidad de Ciencias
Empresariales y Sociales, UCES, 2017) y Carlos Monsivais, “La agonía interminable
de la canción romántica”, Comunicación y cultura, vol. 12 (agosto 1984): 21-39.
13 Esta forma de entender una práctica como transgresora, según el lugar de
enunciación
desde el
que se la juzga, la tomamos del sociólogo peruano Gonzalo Portocarrero, citado en: Max S.
Hering
Torres
y Nelson A. Rojas, eds., “Transgresión y
microhistoria”, en Microhistorias de la transgresión (Bogotá: Universidad Nacional
de Colombia, 2015), 15, https://www.uneditorial.com/microhistorias-de-la-trans
gresion-historia.html.
14 Hering Torres y Rojas, 17.
15 Molano Devia, “Gloria Valencia de Castaño. Una mirada al imaginario de una niña
que quiso ser maestra”, 38.
16 Señal Memoria. “El Lápiz Mágico con el que se dibujaban las noticias de
Colombia”.
https://www.senalmemoria.co/articulos/el-lapiz-magico-con-el-que-se-di
bujaban-las-noticias-de-colombia.
17 Gloria Valencia de Castaño, “Entrevista a Gilda de Tello”, Cosas de mujeres
(Bogotá:
HJCK,
1953), Señal Memoria, https://catalogo.senalmemoria.co/cgi-bin/koha/
opac-detail.pl?biblionumber=26192.
18 Gloria Valencia de Castaño, “Entrevista a Anastasia”, Cosas de mujeres (Bogotá:
HJCK, n.d.), Señal Memoria, https://catalogo.senalmemoria.co/cgi-bin/koha/op
ac-detail.pl?biblionumber=29280&query_desc=kw%2Cwrdl%3A%20costura#ht
ml5media.
19 En julio de 1954, cuando Gloria Valencia de Castaño entrevistó a Amalia Samper
Gneco, el gobierno militar de Gustavo Rojas Pinilla estaba adelantando unas mejoras técnicas
para
las
campañas de alfabetización que se realizaban en las escuelas
radiofónicas del sistema educativo de la Acción Cultural Popular (ACPO), fundadas
en 1947, más conocidas como Radio Sutatenza. En una nota de Señal Memoria, por
ejemplo, se recuerda que “el 7 de noviembre de 1954 Rojas Pinilla viajó a Sutatenza,
Boyacá, para la inauguración de un transmisor de gran potencia y nuevos equipos
para la difusión radial de las escuelas radiofónicas que estaban a punto de iniciar su
primera campaña masiva de alfabetización”. Luis Alfonso Rodríguez Norato, “Las escuelas
radiofónicas
y
el gobierno militar en 1954”, www.senalmemoria.co, septiembre 2, 2019,
https://www.senalmemoria.co/EscuelasRadiofonicasYGobiernoMilitar.
20 Aquí Gloria Valencia de Castaño hace referencia a una entrevista en la que se
habla sobre
las
actividades que se llevan a cabo en un salón de alta costura de Bogotá.
En esta transmisión dice “aquí tenemos nuevamente, ´Cosas de mujeres´; y hoy sí
que es verdad que son exclusivamente para mujeres. Nuestra entrevistada es Anastasia, cuyo
nombre es
conocido entre las damas elegantes de Bogotá, que son clientas
habituales de este salón de alta costura. Anastasia, casada con el príncipe Boris
Kuraki [...]”. Valencia de Castaño, “Entrevista a Anastasia”. El énfasis es nuestro.
21 Gloria Valencia de Castaño, “Entrevista a Isabel Lleras de Ospina”, Cosas de
mujeres
(Bogotá:
HJCK, 1951), Señal Memoria,
https://catalogo.senalmemoria.co/cgibin/koha/opac-detail.pl?biblionumber=28451#html5media.
El
énfasis es
nuestro.
22 Gloria Valencia de Castaño, “Entrevista a Clara Nieto de Ponce de León”, Cosas
de mujeres (Bogotá: HJKC, 1954), Señal Memoria, https://catalogo.senalmemoria.
co/cgi-bin/koha/opac-detail.pl?biblionumber=29294.
23 Christine Erik, por ejemplo, sostiene que “during this era, radio blurred the
boundaries between public and private space and gave the female voice a heightened profile
at a
moment
at which women were demanding new rights and challenging the relegation of the feminine to
the
private
realm” [Durante esta época,
la radio desdibujó los límites entre el espacio público y el espacio privado y dio a
la voz femenina un perfil elevado en un momento en el que las mujeres reclamaban nuevos
derechos y
desafiaban la relegación de lo femenino al ámbito privado].
Christine Ehrick, Radio and the Gendered Soundscape: Women and Broadcasting in
Argentina and Uruguay, 1930-1950 (Cambridge: Cambridge University Press, 2015),
2, https://doi.org/10.1017/CBO9781139941945.
24 Nancy Fraser, “Rethinking the Public Sphere: A Contribution to the Critique of
Actually Existing Democracy”, Social Text, 1990, 56-80.
25 De acuerdo con Nancy Fraser, las subaltern counterpublics son arenas discursivas
que se
desarrollan en paralelo a las esferas públicas oficiales “where members
of subordinated social groups invent and circulate counter discourses to formulate
oppositional
interpretations of their identities, interests, and needs” [donde los
miembros de grupos sociales subordinados inventan y circulan contradiscursos
para formular interpretaciones de oposición respecto a sus identidades, intereses
y necesidades]. Fraser, 67.
26 Lucy M. Cohen, Colombianas en la vanguardia, Clío (Medellín: Universidad de
Antioquia, 2001), 69.
27 Cohen, Colombianas en la vanguardia, 84-85.
28 Paola Marcela Gómez Molina explica en términos más generales qué implicó
este cambio en la legislación: “Antes de esta reforma, las mujeres casadas colombianas eran
jurídicamente incapaces, esto es, no tenían autonomía para realizar
ningún acto jurídico, como celebrar un contrato, y eran tratadas igual que los
menores de edad y los dementes. Con la reforma, la mujer casada adquirió plena
capacidad civil en igualdad de condiciones que su esposo y las mujeres mayores
de edad solteras”. Paola Marcela Gómez Molina, “Régimen patrimonial del matrimonio: contexto
histórico
que rodeó la promulgación de la Ley 28 de 1932”, Revista Estudios Socio-Jurídicos, vol. 17,
n.° 1
(2015): 43-78, http://dx.doi.org/10.12804/
esj17.01.2014.02.
29 Gloria Valencia de Castaño, “Entrevista a la escritora y periodista Ofelia
Uribe”,
Cosas de mujeres (Bogotá: HJCK, 1954), Señal Memoria, https://catalogo.senalme
moria.co/cgi-bin/koha/opac-detail.pl?biblionumber=26190. El énfasis es nuestro.
30 Para más información al respecto, ver la conferencia de la historiadora Francesca
Denegri
en
la que habla sobre las respuestas ambivalentes del movimiento sufragista hispánico a las
sufragistas
británicas a finales del siglo XIX y principios del
siglo XX. Allí se hace referencia a los debates en torno al uso de la palabra feminista
que tuvieron las mujeres argentinas durante esta época. Francesca Denegri, “Hispanic
Feminist
responses
to the British Suffragettes”, https://www.canninghouse.
org/canning-insights/hispanic-feminist-responses-to-the-british-suffragettes.
31 Maria Emma Wills Obregón, “Las trayectorias femeninas y feministas hacia lo
público en Colombia (1970-2000) ¿Inclusión sin representación?” (Austin: The University of
Texas at
Austin, 2004), 9-10.
32 Gloria Valencia de Castaño, “Entrevista a Josefina Valencia de Hubach”, Cosas
de mujeres (Bogotá: HJCK, n.d.), Señal Memoria, https://catalogo.senalmemoria.
co/cgi-bin/koha/opac-detail.pl?biblionumber=29281&query_desc=bc%2Cwrd
l%3A%20HJCK-DGW-073887#descriptions.
33 Existe un extenso material de archivo sonoro sobre Cecilia Fonseca de Ibáñez y
Marta Traba en la Fonoteca de Señal Memoria. Para mayor información ver: José
Perilla, “Cecilia Fonseca de Ibáñez: un broche dorado para cerrar el homenaje a
la mujer”, www.senalmemoria.co, abril 4, 2015, https://www.senalmemoria.co/
articulos/cecilia-fonseca-de-ibanez-un-broche-dorado-para-cerrar-el-home
naje-la-mujer.
34 Fraser, “Rethinking the Public Sphere: A Contribution to the Critique of Actually
Existing Democracy”, 73.
35 Gloria Valencia de Castaño, “Platos navideños del mundo”, El espacio de Gloria
(Bogotá: HJCK, 1965), Señal Memoria, https://catalogo.senalmemoria.co/cgi-bin/
koha/opac-detail.pl?biblionumber=29191.
36 En varios de los archivos sonoros Gloria Valencia de Castaño hace mención
explícita de ello. Ver, por ejemplo, Gloria Valencia de Castaño, “Las mujeres”, El
espacio de Gloria (Bogotá: HJCK, n.d.), https://catalogo.senalmemoria.co/cgi-bin/
koha/opac-detail.pl?biblionumber=29184.
37 Valencia de Castaño, “Platos navideños del mundo”
38 Ángela María Carreño Malaver and Ángela María Guarín Aristizábal, “La periodista
en
Colombia.
Radiografía de la mujer en las redacciones” (Tesis de pregrado,
Bogotá, Pontificia Universidad Javeriana, 2008), https://www.javeriana.edu.co/
biblos/tesis/comunicacion/tesis121.pdf. Citado por: Molano Devia, “Gloria Valencia de
Castaño. Una
mirada al imaginario de una niña que quiso ser maestra”, 43.
39 “Entrevista a Gloria Valencia de Castaño” (Bogotá: HJCK, 1960), Señal Memoria,
https://catalogo.senalmemoria.co/cgi-bin/koha/opac-detail.pl?biblionumber
=26343&query_desc=kw%2Cwrdl%3A%20Premio%20Nemqueteba#html5media.
40 Luisa Acosta sostiene que “los medios de comunicación, como sistemas de
expresión, tienen
una
función modeladora de conciencia, por un lado, y por otro
se han convertido en instrumento de control y cambio social”. Luisa Acosta, “La
emergencia de los medios masivos de comunicación”, en Medios y nación. Historia
de los medios de comunicación en Colombia (Bogotá: Aguilar/Ministerio de Cultura,
2003), 248.
41 Ver: Valderrama, “La investigación en comunicación en Colombia (1980-2004)”.
42 En el discurso de inauguración de la Radiodifusora Nacional de Colombia, el 1.°
de febrero de 1940, Eduardo Santos Montejo se refiere a la Radiodifusora Nacional
de Colombia como “instrumento de cultura”. Allí se dice, además, que “esta radiodifusora
pertenece a
la
nación colombiana y ha de estar siempre a su servicio exclusivo. Estarán excluidas de ella
las
polémicas
personales, las voces de discordia,
las propagandas interesadas”. Años después, Álvaro Castaño Castillo expresa en
distintos momentos lo importante que fue la Radiodifusora para su trabajo radiofónico. La
radio
pública
fue un referente para la radio privada con interés en el
desarrollo cultural en Colombia. Al respecto se puede revisar el catálogo de Señal
Memoria. Ver: “Presidente Eduardo Santos inaugura la Radiodifusora Nacional de
Colombia”, febrero 1.°, 2016, https://www.senalmemoria.co/articulos/presiden
te-eduardo-santos-inaugura-la-radiodifusora-nacional-de-colombia.
43 Gisela Cramer sostiene que, más que otros medios de comunicación, la radio
es capaz de transformar una mentalidad colectiva entre individuos que están físicamente
separados.
Gisela Cramer, “How to Do Things with Waves: United States
Radio and Latin America in the Times of the Good Neighbor” in Media, Sound, and
Culture in Latin America and the Caribbean (USA: University of Pittsburgh Press,
2012), 37.
44 Los contenidos mismos que se pueden encontrar en los archivos sonoros de la
Radiodifusora Nacional y de la HJCK ponen a Europa como referente cultural de
quienes lideraron estas emisoras. Las referencias históricas, estéticas y musicales a los
países
europeos son frecuentes e incluso constantes. Encontramos, por
ejemplo, los programas sobre historia de la música de Otto de Greiff o las referencias que
hacía
Gloria
Valencia de Castaño a la cooperación cultural existente entre
Colombia y países como Francia e Inglaterra.
45 El cambio del rol social que cumple la radio con la llegada de la televisión es
un fenómeno común en varios países. Para al caso argentino, durante las mismas
décadas ver: Bosetti et al., “El consumo radiofónico en las décadas de 1960 y 1970:
un acercamiento a la historia de la radio desde la perspectiva de las audiencias”.
46 “Con respecto a los primeros géneros se destaca la radionovela, en auge en la
década de 1940, y antecesora del teleteatro. Como caso representativo, la historiografía
recuerda la
famosa radionovela El derecho de nacer (1950), que, con una
transmisión de por lo menos tres veces al día, llenaba los bares y cafés de las grandes y
pequeñas
ciudades”. María Isabel Zapata y Consuelo Ospina de Fernández, “Cincuenta años de televisión
en
Colombia. Una era que termina. Un recorrido
historiográfico” (Bogotá: Pontificia Universidad Javeriana, 2004), 11.
47 Gloria Valencia de Castaño, “Mensaje de Navidad”, El espacio de Gloria (Bogotá:
HJCK, 1965), Señal Memoria, https://catalogo.senalmemoria.co/cgi-bin/koha/
opac-detail.pl?biblionumber=29193#html5media.
48 Por supuesto, no negamos que la percepción y el papel activo de escucha por
parte de los oyentes son también elementos constitutivos del significado durante
el proceso comunicativo; sin embargo, este componente está fuera de los límites
de la presente investigación.
49 Gloria Valencia de Castaño, “Las mujeres”, El espacio de Gloria (Bogotá: HJCK),
Señal Memoria, https://catalogo.senalmemoria.co/cgi-bin/koha/opac-detail.pl?
biblionumber=29184.
50 Gloria Valencia de Castaño, “Las mujeres”, El espacio de Gloria.
51 Gloria Valencia de Castaño, “Las mujeres”, El espacio de Gloria.
52 Gloria Valencia de Castaño, “Las mujeres”, El espacio de Gloria.
53 Gloria Valencia de Castaño, “Las mujeres”, El espacio de Gloria.
54 Gloria Valencia de Castaño, “Revistas femeninas”, El espacio de Gloria (Bogotá:
HJCK, 1966), Señal Memoria, https://catalogo.senalmemoria.co/cgi-bin/koha/
opac-detail.pl?biblionumber=29183.
55 Gloria Valencia de Castaño, “Revistas femeninas”, El espacio de Gloria.
56 Gloria Valencia de Castaño, “La publicidad”, El espacio de Gloria (Bogotá: HJCK,
1966), Señal Memoria, https://catalogo.senalmemoria.co/cgi-bin/koha/opac-de
tail.pl?biblionumber=29186.
57 Lola Luna G. y Norma Villarreal, Historia, género y política. Movimientos de
mujeres y
participación política en Colombia, 1930-1991 (Barcelona: Seminario Interdisciplinar Mujeres
y
Sociedad/Universidad de Barcelona/CICYT, 1994), 85-86.
58 Luna G. y Villarreal, 87.
59 Luna G. y Villarreal, 87.
60 Gloria Valencia de Castaño, “Las mujeres”, El espacio de Gloria.
61 Gloria Valencia de Castaño, “Popayán”, El espacio de Gloria (Bogotá: HJCK, 1966),
Señal Memoria, https://catalogo.senalmemoria.co/cgi-bin/koha/opac-detail.pl?
biblionumber=29185.
62 Gloria Valencia de Castaño participó de manera paralela en la radio y la
televisión. En
1958,
por ejemplo, apareció en el programa “Antaño y hogaño” (Punch). En
este, ella y su equipo buscaron rescatar las tradiciones nacionales a través de un
programa televisivo formativo. Simultáneamente, en radio se abrió el magacín “El
mundo en Bogotá” (HJCK, 1958-1962), cuyo propósito fue ampliar el horizonte de
la cultura de los colombianos, mediante el acercamiento a temáticas relacionadas
con el cine, la literatura, el teatro, las artes plásticas, etc. Molano Devia, “Gloria
Valencia de
Castaño. Una mirada al imaginario de una niña que quiso ser maestra”, 40.
Bibliografía
Fuentes primarias
“Entrevista a Gloria Valencia de Castaño”. Bogotá: HJCK, 1960. Señal Memoria.
https://catalogo.senalmemoria.co/cgi-bin/koha/opac-detail.pl?biblionum
ber=26343&query_desc=kw%2Cwrdl%3A%20Premio%20Nemqueteba#
html5media.
“Presidente Eduardo Santos inaugura la Radiodifusora Nacional de Colombia”, febrero
1.°,
2016.
https://www.senalmemoria.co/articulos/presidente-eduar
do-santos-inaugura-la-radiodifusora-nacional-de-colombia.
Valencia de Castaño, Gloria. “Entrevista a Anastasia”. Cosas de mujeres. Bogotá:
HJCK, n.d. Señal Memoria. https://catalogo.senalmemoria.co/cgi-bin/
koha/opac-detail.pl?biblionumber=29280&query_desc=kw%2Cwrd
l%3A%20costura#html5media.
___ . “Entrevista a Clara Nieto de Ponce de León”. Cosas de mujeres. Bogotá: HJKC,
1954. Señal Memoria. https://catalogo.senalmemoria.co/cgi-bin/koha/
opac-detail.pl?biblionumber=29294.
___ . “Entrevista a Gilda de Tello”. Cosas de mujeres. Bogotá: HJCK, 1953. Señal
Memoria. https://catalogo.senalmemoria.co/cgi-bin/koha/opac-detail.
pl?biblionumber=26192.
___ . “Entrevista a Isabel Lleras de Ospina”. Cosas de mujeres. Bogotá: HJCK, 1951.
Señal Memoria. https://catalogo.senalmemoria.co/cgi-bin/koha/opac-de
tail.pl?biblionumber=28451#html5media.
___ . “Entrevista a Josefina Valencia de Hubach”. Cosas de mujeres. Bogotá: HJCK,
n.d. Señal Memoria. https://catalogo.senalmemoria.co/cgi-bin/koha/
opac-detail.pl?biblionumber=29281&query_desc=bc%2Cwrdl%3A%20
HJCK-DGW-073887#descriptions.
___ . “Entrevista a la escritora y periodista Ofelia Uribe”. Cosas de mujeres.
Bogotá:
HJCK, 1954. Señal Memoria. https://catalogo.senalmemoria.co/cgi-bin/
koha/opac-detail.pl?biblionumber=26190.
___ . “La publicidad”. El espacio de Gloria. Bogotá: HJCK, 1966. Señal Memoria.
https://catalogo.senalmemoria.co/cgi-bin/koha/opac-detail.pl?biblio
number=29186.
___ . “Las mujeres”. El espacio de Gloria. Bogotá: HJCK, n.d. https://catalogo.
senalmemoria.co/cgi-bin/koha/opac-detail.pl?biblionumber=29184.
___ . “Mensaje de Navidad”. El espacio de Gloria. Bogotá: HJCK, 1965. Señal Memoria.
https://catalogo.senalmemoria.co/cgi-bin/koha/opac-detail.pl?biblio
number=29193#html5media.
___ . “Platos navideños del mundo”. El espacio de Gloria. Bogotá: HJCK, 1965. Señal
Memoria. https://catalogo.senalmemoria.co/cgi-bin/koha/opac-detail.
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___ . “Popayán”. El espacio de Gloria. Bogotá: HJCK, 1966. Señal Memoria.
https://catalogo.senalmemoria.co/cgi-bin/koha/opac-detail.pl?biblio
number=29185.
___ . “Revistas femeninas”. El espacio de Gloria. Bogotá: HJCK, 1966. Señal Memoria.
https://catalogo.senalmemoria.co/cgi-bin/koha/opac-detail.pl?biblio
number=29183.
-Fuentes secundarias
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